En Un Dia Como Hoy

2 de agosto

2 de agosto, 1986-Peter Cetera comenzó una temporada de dos semanas en el No.1 del conteo pop de EEUU con el tema de la película 'Karate Kid II', 'The Glory Of Love', el que también llegó al No. 3 en Inglaterra.

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ALBERTO DESTEPHEN SOLER: POETA REVOLUCIONARIO Y MATEMÁTICO, DANDO CÁTEDRA EN HONDURAS. ( I PARTE)

La poesía es redentora.

Tiene tantas cualidades sanadoras que resulta increíble saber que tan poca gente la lee constantemente.

Después de las oración, la poesía es el bálsamo que puede aliviar los pesares que llevamos dentro, exacerbar nuestra fe en la belleza de la vida e incluso hacer la paz con la frustración y la soledad.

Si, es cierto, la poesía no es palabra santa porque es escrita por los hombres, pero tiene una intensidad terrenal tan fuerte,  suficiente para sacudir los cimientos del hombre más duro.



Tiene la virtud de poner sonrisas en los labios de los moribundos, de hacer que una alma en pena perdone una traición y que un corazón ennegrecido, se torne compasivo.

Por eso los poetas, los de don auténtico;  son médicos ambulantes sueltos por el mundo,  y ya sea que lleven luz u oscuridad en sus mensajes, saben tocar profusamente la diversidad de sentimientos que vibran en los seres humanos.

Y en Honduras entre los poetas de las últimas tres décadas, sobresale uno que siendo un destacado matemático e ingeniero, irrumpe en las letras sociales y eróticas con una cadencia exquisita y una profundidad que estremece.



Alberto Destephen Soler, el poeta que actualmente vende más libros en nuestro país; ha logrado tocar las fibras sensibles de sus compatriotas y más allá, tantos en los asuntos de la realidad socioeconómica, como en los de la carne,  con una evidente elocuencia y emotividad.

Sus libros tienen una capacidad de atrapar al lector y de hacerlo meditar y de soñar abiertamente con tiempos mejores y momentos sublimes.

Un hombre altamente sensitivo, honesto, enamorado de la ciencia y de su arte, con un reconocido don de gentes y de mente muy desarrollada, un valiente soñador,  hoy por hoy, el poeta de San Luis, Comayagua, despunta como una de las figuras preponderantes de la literatura hondureña dentro y fuera de la patria



Alberto Destephen Soler, un excelente poeta y matemático de conciencia social y mente ansiosa, nos cuenta su vida.

Adonde naciste y estudiaste y como eran tus padres?

“Nací en La Libertad, Comayagua en 1967 y mis papás vivían en Ojo de Agua, pero el centro de salud quedaba en donde nací, un municipio que queda a cuatro kilómetros de Ojo de Agua.

Mi padre era Jorge Alberto Destephen, un maestro de educación primaria y mi mamá, Gloria Marina Soler, una ama de casa.”

Tenes ascendencia francesa por parte de tu papá y según le escuché a tu esposa, tu familia paterna tiene una importante cuota en la historia del occidente de Honduras en concepto de desarrollo y de cultura.



San Luis, Comayagua, el pueblo en donde se crió y fue feliz el futuro hombre de letras.

“Mi bisabuelo Theodoro Destephen llegó a Ocotepeque en 1886 junto a su hermano, Leon, ambos empresarios; que montaron junto a otros dos franceses, un molino harinero, debido a que el cultivo de trigo en esa zona era muy abundante.

Alcanzaron un buen nivel de producción y exportaban la harina de alta calidad a Guatemala y El Salvador.



El bisabuelo de Alberto, Theodoro Désthephen, fue uno de los descubridores de las ruinas de Copán.

Me siento orgulloso de tener esa sangre francesa, porque mi familia es gente noble y trabajadora y mi abuelo tuvo muchos hijos, el es Theodoro Destephen fue corresponsal del Museo Peabody de la Universidad de Harvard en 1983, cuando se da el segundo espacio para los estudios de las ruinas de Copán y siendo el uno de los descubridores de las mismas.

Mi bisabuelo Theodoro ya era Gobernador de Copán, que en ese tiempo era una sola zona y aparece en fotos frente a las estelas mayas al ser dadas a conocer por los grandes arqueólogos que llegaron del extranjero a estudiarlas.”



Cuando Copán era una sola región, Theodoro Déstephen, fue gobernador.

No crees que este ilustre pasado de tu familia paterna que pertenece a nuestros libros de historia, fue como una premonición de lo que vos llegarías a ser científica y culturalmente?

“Creo que sí, porque eso va inscrito en el ADN de uno, por eso siempre me interesó conocer a mis antepasados, ya que ellos son un mapa dentro de uno, puesto que estamos conformados de todos ellos, los que llegaron antes que uno en la familia y conocerlos es fundamental para encontrarnos a nosotros mismos.

Es más, estoy haciendo un trabajo sobre la importancia de los Destephen para Honduras.



La maravillosa región de Ocotepeque, atrajo a los hermanos Destéphen para hacer sus vidas ahí.

Ellos aparecen en la historia de Ocotepeque, de Copán como empresarios, políticos y gente culta y en la historia del Ministerio de Fomento como exportadores de harina.”

El hecho de que lleves esa sangre francesa, te hizo interesarte por aprender ese idioma?

“Sí, claro, de alguna manera he sido un amante de los idiomas y conozco un poquito el francés y lo soy aun más del conocimiento general de Francia y me siento orgulloso, porque ese país representa tantas cosas para la humanidad.

Solo con la gloriosa Revolución Francesa ya tenemos tanto.



Orgulloso de su ascendencia, Alberto cree que el mundo necesita otra revolución francesa.

Pienso que actualmente el mundo necesita una renovación, una segunda revolución francesa pero aplicada a los demás países a través de sus propias renovaciones, porque ya todo el sistema se estancó.

Todo se ha prostituido y necesitamos una renovación de pensamiento, de ideas de lo que es el hombre y el sentido de saber hacia dónde se encamina, porque el entorno ha tomado una dimensión monstruosa en todo el planeta.”



Hoy por hoy, Alberto Destephen Soler, es el poeta que más libros vende en Honduras.

Definitivamente.

Tu hogar en San Luis fue modesto, pero con gran amor a Dios, amor filial y sentido del deber, verdad?

“Los Destephen Soler somos seis hermanos criados por un maestro de educación primaria y una ama de casa muy emprendedora y eso repercute en nosotros a través de valores, fervor religioso, interés cultural.

Mi madre es una rezadora empedernida, yo siempre andaba junto a ella y siempre he dicho que el rezo fue la primera poesía que escuché, porque era la palabra repetida y repetida.”



Alberto a sus 17 años, era un jovencito feliz, un enamorado de la lectura y un destacado alumno de su instituto.

Tu mamá te impuso la religión o te sentiste atraído por la misma por tu sensibilidad?

Es que tu esposa Nancy me comenta que sos un gran rezador del Santo Rosario.

“Fue una cuestión de ejemplo.

Con mis padres casi todo fue por ejemplo, no por una imposición; siempre hubo una libertad, aunque nosotros como hijos de ellos preferíamos vivir en un mundo encerrado del mundo real, porque no nos gustaba tanto salir a la calle.

Sentíamos que habían influencias negativas que no nos gustaban y después yo entendí en qué consistían esas malas vibras.



San Luis, Comayagua, era un lugar apropiado para vivir para un jovencito correcto, soñador y culto como Alberto Destephen.

Teníamos el tiempo medido para todo, la escuela, el deporte, el entretenimiento, pero como éramos cinco varones y una mujer que era la menor; no necesitábamos mucho, porque entre nosotros mismos jugábamos.

Mi papá siempre generó juegos entre nosotros, todo juego que el inventaba era divertido y útil, porque era muy creativo, especialmente a la hora de que hacían falta algunas cosas cuando las necesitábamos por razones ajenas a mi papá, quizás porque se atrasaba su cheque de pago.

Por eso no necesitábamos tanto en nuestra casa, porque nuestra vida era muy sencilla.



Las mujeres Destephen, la hermana de Alberto y Gloria Marina, su madre.

Siento que fui un niño sumamente feliz, procedo de un hogar que fue fundamental para mí, para lo que soy ahora y es algo que redacté en mi primer libro.

Mis raíces me ayudaron a desenvolverme correctamente cuando entré al mundo real.”

Alberto Destephen Soler siendo un muchacho tan ensoñador y siendo de un pueblito, anhelaba salir de ahí aunque era feliz?

Quizás porque querías desenvolverte por tu propia cuenta en el mundo y queriendo llegar a Tegucigalpa, que es la capital cultural hondureña?

“Yo siempre tuve una visión de salir de mi pueblo, todos la hemos tenido los que somos de tierra adentro, y más si tus padres te inculcan la noción del estudio y como yo soy el cuarto de mis hermanos; el camino ya lo habían trazado ellos hacia Tegucigalpa en donde aspirábamos a estudiar y soñábamos con dicha aventura, pensando en lo que después haríamos en la vida.



Alberto no era parrandero para nada de muchacho, prefería jugar con sus hermanos en su casa.

Siempre fui amante de las matemáticas y la música.

Del arte en general no fui tan asiduo, aunque mi papá cantaba; pero mi afición de verdad era la lectura, de la misma tenía una sed enorme.

La pequeña biblioteca de mi casa ya la había repasado desde muy pequeño y en los pueblos pequeños no había casi acceso a bibliotecas.

Pero mi papá escuchaba música selecta en la radio en emisoras como Unión Radio y la Panamericana y esa fue mi influencia para apreciar los muy buenos sonidos.



Alberto de adolescente escuchaba la música que oía su padre en la radio y arrasaba con los libros de su casa.

Yo escuchaba con mi papá el programa “Sábados para Recordar” de Rolando Ramos del Valle en Radio América y eso me inspiraba y me daba más sed de conocer las letras, como cuando comencé a leer a Rubén Darío que yo decía: “Pareciera que yo escribí esto!”

Los sentimientos de Darío coincidían totalmente con los míos.

Me asombraba que mis sentimientos fueran tan parecidos a los del gran bardo nicaragüense y la poesía comenzó a gustarme muchisímo.

Después uno de mis hermanos se fue a estudiar a la Escuela Normal de Varones y el traía algunos libritos de allá y yo los leía y me aprendía los poemas.”



Desde cipote, conoció los épicos poemas de Rubén Darío y desde entonces sintió el llamado de los bardos.

Nunca te aburriste en San Luis, Comayagua entonces?

“Claro que si, siempre entra uno a un tedio en el cual uno dice: “Creo que aquí algo falta.”

Al llegar a Tegucigalpa, que fue exactamente lo que veniste a hacer?

“Vine a estudiar Bachillerato al Instituto Central “Vicente Cáceres” a los 15 años y me desarrollé en un mundo nuevo.

Como ya era un estudiante muy disciplinado, el mejor de mi colegio César Zepeda de San Luis; entré al Central a hacer lo mismo.”



El Instituto Central recibió a un quinceañero Alberto Destephen, el que siguió siendo el mismo, ninguna mala influencia lo hizo cambiar.

En el Instituto Central ya había cierto libertinaje a inicios de los 80s.

Siendo vos tan casero y reservado, como te posicionaste en un ambiente así?

“Es cierto que yo era una persona muy ensimismada y tímida de niño y adolescente, pero tenía un conocimiento bien claro del bien y el mal, estaba bien claro en eso.

Tuve suerte de encontrar amigos idóneos que me ayudaron a tener una bonita época estudiantil en Tegucigalpa.

En I de Ciclo Común tuve uno que ya comenzó a hablarme de ciertas cosas que no me parecían, pero a los dos meses de llevarme con él, se salió del Central porque dejó embarazada a una muchacha.



Alberto era un idealista desde muy joven, pero se decepcionó pronto del ambiente egoísta que conoció en Tegucigalpa.

Pero a mí nunca me afectó una mala influencia.”

Y adonde vivías en esos días?

“En el Hato de En medio en una casa que alquilaban todos mis hermanos.”

Que te pareció Tegucigalpa?

“Pues las ciudades cuando venís por primera vez, siempre hay un deslumbramiento por el lugar en sí mismo, por la actividad, por la gente, las muchachas bonitas y siendo adolescente, soñás bastante.



La Tegucigalpa de los 80s de entrada impresionó al chico de pueblo y poeta en ascenso, que llegó lleno de sueños.

Difícilmente alguien de tierra adentro va a decir que no se impresiona en una ciudad y más si es una capital.”

Y siendo tan apegado a tu mamá; se quedó ella triste cuando te veniste para Tegucigalpa?

“Sí, claro, pero ella siempre ponía de frente su fortaleza y su sabiduría que le decían que lo mejor era dejarnos salir a la ciudad donde habían oportunidades de superación.

Ya había dejado ir a tres varones antes que yo.”



Alberto confiesa que era muy pegado a su madre y que de ella aprendió a rezar el Santo Rosario.

Pero debes de haberle costado más, porque eras el más apegado a ella.

Y al graduarte del Instituto Central, que pasó con vos?

“Entro a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras a estudiar Ingeniería Eléctrica y ya estoy en una etapa más complicada, porque empiezo a ver la realidad de otra manera y habían hechos que me producían depresión al conocer el mundo como realmente era y por ende, yo me negaba a ser grande.

Cuando a los 15 años, me decían: “Ya estas grande, Alberto!” en mi pueblo, yo me negaba a aceptar eso, porque sabía que ser adulto era obligarse a vivir de otra manera.

Cuando estuve en el Central, mis mejores amigos realmente fueron los libros, fui un asiduo visitante de la Biblioteca Nacional, cuando quedaba en la casa donde vivió Francisco Morazán.



El antiguo local de la Biblioteca Juan Ramón Molina, era el metedero favorito del adolescente Alberto en los 80s.

Y luego lo fui de la Biblioteca de la UNAH.

Pasaba horas y horas leyendo en ambas, buscando información, aprendiendo, haciendo tareas.

Yo traía esa tendencia de leer y de cultivar mi conocimiento científico, matemático y literario.”

Siendo poeta nato, te metiste sin embargo a estudiar Ingeniería Eléctrica y luego sacaste Matemáticas.

De verdad amabas los números tanto como los versos?

“Indiscutiblemente.



El poeta también era cantante en su pueblo y estudiando en la UNAH, seguía participando en concursos de San Luis.

La Ingeniería Eléctrica está muy ligada a la matemática y estudiando esa carrera, uno descubre que los números son algo fundamental y por eso fue que antes de matricularme en la segunda carrera que te mencioné, me metí a Física y quedé debiendo diez clases.

Me metí a Física por esa pasión por las matemáticas y fue un área que exploré desde la secundaria.

Mi profesor de II de Bachillerato me dijo frente a todos mis compañeros que yo era el mejor alumno de Física que había tenido en cinco años.



La vida de Alberto Destephen como jovencito en Tegucigalpa, más que nada era de lectura.

Este maestro de apellido Urbina y de Minas de Oro, Comayagua, nos nutrió mucho porque el Instituto Central tenía muy buenos profesores.

Nos dejaba tareas copiosas y por eso para mí, Física se me hizo común en la universidad.”

Vos aplicas las ecuaciones matemáticas en tus poemas y sé que sos muy bueno como catedrático universitario en esa área.

Como te evalúas a vos mismo?

“Como profesor dentro de mi área que es la de Cálculo, tengo ya un reconocimiento fuerte por parte de la UNAH, porque uno debe de ser consciente de sus alcances y domino toda el área de las matemáticas.



Alberto llegó a aprovechar el tiempo lo más posible a la UNAH, pero se desencantó de ver que no era lo que esperaba.

Mis estudiantes se sienten bien con mi forma de impartir la clase, ya que dar clases es una vocación y yo imparto mi clase con todo el ánimo y la alegría para que ellos se sientan estimulados, pongan atención y aprendan.

Ese es mi máximo móvil de auto evaluación.

En el aspecto matemático hay muchas áreas, pero tengo que ser modesto, porque es una ciencia vasta y difícil; pero si manejo muchas áreas pesadas como ser las ecuaciones diferenciales, teoría de números, estructuras algebraicas.



Alberto Destephen nos cuenta como se ve a si mismo como catedrático de Cálculo y de matemáticas en general.

Pero dentro de mi área de Cálculo, una de las cosas fundamentales de las matemáticas, es asimilar los conocimientos, porque uno puede ser reproductor de matemáticas, pero asimilarlas y luego compararlas, es otra cosa y es el reto a conseguir.

Y eso no es tan fácil.

Se logra con la experiencia de muchos años.

Por eso es que yo ya estoy llegando al hecho de tomar la matemática y convertirla en metáfora en la poesía, pero en el campo puramente humano, porque es un experimento y ese es uno de mis grandes logros en la poesía.”



El Departamento de Matemáticas de la UNAH tiene suerte en tener a Alberto, porque con él los estudiantes aprenden de verdad.

Nancy Lara, esposa de Alberto: “Es importante hablar de la vocación y Alberto desde siempre ha sido muy diferente a la mayoría de los maestros de matemáticas..

El es de los que sufren cuando los alumnos no entienden.

Tomaba a nuestra hija mayor, Andrea cuando tenía diez años y se ponía a explicarle el contenido de la clase y me decía: “Si Andrea me entiende estas cosas, los alumnos tendrán que entender también.”

Practicaba con ella y la convirtió en su nuevo método de enseñanza, para que sus alumnos captaran todo.



Nancy Lara Smart, esposa de Alberto, nos revela como el practicaba sus lecciones de Cálculo en su hija de diez años, para saber cómo enseñarle a sus alumnos más duros.

Recuerdo que una vez no entendían la derivada con razón de cambio y como su conejillo de indias eran sus hijos, se las enseñó a ellos y la aprendieron.

Todos estos cipotes nuestros, el que sea que agarres, es buenísimo en matemáticas, porque heredaron el amor y la pasión de su papá, por los números.

Ha habido muchos estudiantes,  en este caso de Unitec, que reconocen lo especial que es Alberto, ya que su clase se llena en 3 a 5 minutos en la matrícula y una vez que llegué por él, escuché que unas estudiantes hablaban de él y ellas no sabían que yo era su esposa y le dijeron a una; “Si ya con el maestro Alberto no aprendes, es que sos retrasada mental.”

En la UNAH sus cupos de clases se llenan en pocos minutos por su excelente reputación como maestro y hay una página estudiantil en donde Alberto aparece como el amor platónico de algunas estudiantes jajajaja.



La hermosa familia Destephen Soler, todos los hijos dominan las matemáticas.

Mi hija me lo contó sorprendida.”

Que leías de jovencito que te impulsó a escribir tus primeros poemas?

“Mis primeros libros que me inspiraron para alcanzar mis metas y soñar fue “Juan Salvador Gaviota, un libro básico de Richard Bach”, lleno de optimismo, pero de corte literario.

Tenía 12 años cuando lo leí.

Para entonces ya había leído a Rubén Darío y me fascinaba.



El primer libro literario que sacudió a Alberto Destephen Soler.

Luego leí autores fundamentales para mi, los grandes clásicos como Homero con “La Odisea” y “La Ilíada” que leí en primer curso obligado, pero me cautivaron.

Luego pasé por Neruda, Becquer, Buesa, Juan Ramón Molina, César Vallejo, Altazor de Roque Dalton, una obra esencial para mí.

Y ya en Ciclo Común leía filosofía de Kahn, Kierkegaard, esto lo leí influenciado por mi amigo Evaristo Soto, un amigo del alma.”

Aplicaste esa filosofía en tu vida?

“Claro, yo aplico mucha filosofía en mi poesía, intrínsecamente la refleja.



Alberto nos explicó los autores y poetas que lo forjaron como el intelectual que es hoy en día.

Luego leí a Nietzche, a José María Vargas Vila, el Nietzche latinoamericano y cuando formé parte del grupo literario El Estoque, que estaba en boga la poesía de los poetas maldito; me sumergí en Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud, Koski, Verlaine, uno de mis favoritos y Baudelaire, que es bárbaro.

Hay una obra fundamental para mí, que es Pedro Páramo de Juan Rulfo, Crimen y Castigo de Dostoyevski es otra y Fausto de Goethe, todas estas son obras que han dejado una marca en mi.

Soy de los que creo que hay grandes autores, escritores y poetas en diferentes partes del mundo que vale la pena leer y aprovechar su lectura de alguna manera, porque así como decía Rubén Darío: “la literatura te vuelve una enfermedad” y uno, llega al momento en que no distingue entre la realidad y el sueño.



Una de las obras que más impactaron el acervo cultural del ingeniero Destephen Soler.

Ahora soy un gran convencido de que el gran problema de la realidad,  es que hay infinitas posibilidades de la existencia de lo que es real y lo que no lo es, porque el mundo está ahí presentándote su verdad.

Ahí están los medios de comunicación diciéndote la supuesta verdad.

Si vos no tenes una lectura buena o una reflexión buena, te engañas.



Alberto a pesar de ser un hombre que comenzaba su veintena de años, tenía pocos amigos; prefería invertir su tiempo en cultivarse.

Yo era una persona muy aislada y mi mundo era mi soledad, pero era real para mi.

Andaba con mi libro y podía interrelacionarme con otros, pero en el fondo prefería más estar un poco solo o con amigos exclusivos; no era una persona tan interesada en llevarme con la gente, no me interesaba encajar.

Por eso me fugué de la casa a los 18 años cuando ya estaba en la universidad con mis amigos exclusivos, Elvis Evaristo Zúniga,  mi gran amigo y su hermano Alexander, los que querían irse becados a Rusia desde Nicaragua.



Este es Moscú en 1988, adonde aspiraba llegar Alberto como estudiante becado.

Con Elvis éramos como hermanos y compartíamos ese sueño de irnos para Rusia y estudiar allá, eso fue en 1988.

Yo no era un revolucionario fanático, pero Elvis si, hasta estaba inscrito en el Partido Comunista de Honduras.”

Y que pasó cuando te fuiste así de tu casa?

“Pues nada malo, pero si es extraño ahora que lo pienso, que viniendo de un hogar como el mío, haya hecho algo así, pero mis amigos me convencieron y aunque no disponía de dinero para viajar y para gastos, Alexander había ahorrado por dos años y nos fuimos.



Managua en 1988, capital centroamericana adonde se avocó Alberto para poder viajar a Rusia.

Había facilidad para llegar a Rusia desde Nicaragua siendo estudiantes becados.

Yo les dije a mis hermanos que me iba de fin de semana a La Tigra y me fui desde el viernes rumbo a San Marcos de Colón y estuvimos ahí dos días, porque hacía falta un papel.

Como era menor de edad, tenía que salir del país con permiso de mis papas, pero mis amigos conocían a un abogado y el nos hizo el permiso y entramos a Nicaragua.

Y ahí estuvimos dos meses y medio esperando la tal beca.

Yo llevé mis notas de la universidad igual que Elvis y estuvimos en Granada, en casa de una familia buena que tenía hijos viviendo en Honduras que se fueron por la guerra.



Granada, Nicaragua, 1988, ciudad donde vivieron Alberto y amigos en su intento de viajar a la tierra de Stalin y Tchaikovsky.

Nos tuvieron como hijos en su casa.

En la embajada soviética nos dijeron que se tardaría el proceso, porque la prioridad eran los estudiantes nicaragüenses, pero que podíamos esperar.

Pero Alejandro, patrocinador del viaje, no podía viajar a Rusia, porque estaba en bachillerato y era obligatorio tener título de secundaria y el estaba en tercer curso y tuvimos que regresarnos.”

Pero fue bonita experiencia de juventud, la mejor travesura de tu adolescencia.

“Claro!



Mikhail Gorbachev era el presidente soviético en el año en el que un trío de decididos jóvencitos hondureños, querían llegar a abrirse paso allá.

Una gran aventura que en cierto momento tendré que contar en un libro, porque fue como el espíritu que te impulsa a una búsqueda de lo que añorás.

Yo me imaginaba regresando de Rusia con un doctorado y todo barbón.

Ese era mi sueño.”

La poesía te convirtió en una persona de izquierda?

“No, yo creo que esa sensibilidad sobre la parte humana, la fraternidad, la solidaridad, viene de mi familia, de mis padres y viene inherente a mí.”



Daniel Ortega en 1988, hizo posible que estudiantes de su país se fueran a estudiar becados a Rusia, y no cerró puertas a hondureños.

Te habrá ayudado en eso tu fé religiosa que te hacía buscar el orden correcto de las cosas?

Lo irónico de eso es que la mayoría de los sacerdotes son conservadores.

“Mis papás practicaban el socialismo sin saberlo a través de su comportamiento.

El cristianismo bien aplicado es un socialismo y eso va inherente sin conocer una teoría marxista.

Uno puede más bien proyectar ser marxista sin serlo realmente, pero parecerlo, sobre todo ahora que el socialismo esta en boga en América Latina y uno se adhiere de algún modo.



Alberto confiesa que se hizo socialista por la forma en que lo criaron sus padres, no por lecturas subversivas.

Pero en mi caso yo me volví socialista inconscientemente, porque siempre fui desconfiado, siempre he tenido un alerta ante todo, siempre esgrimo dudas en toda teoría.

Incluso a mi gran amigo Elvis lo cuestionaba sobre sus conceptos de la guerra, de la muerte y las guerrillas.”

Ya para 1988,  encontrabas el sistema neo liberal y las dictaduras militares obsoletas y represivas?

“Si, así es, ya rechazaba esas forma de gobierno.

Pero lo que más me impulsó a eso fue que cuando entré a la UNAH; pensé que ese era un lugar diferente, un espacio para la ciencia, la investigación, el debate.

Yo era un soñador en cuanto a lo que esperaba de entrar a la universidad.



Así era Tegucigalpa a inicios de los 90s, cuando Alberto ya se había convertido en un joven y rebelde poeta.

Cuando me encuentro con profesores rígidos que lo que querían era aplazarte sin importar nada más; me di cuenta que ese era un ambiente manipulador y egoísta y me decepcioné bastante.”

Y como sobrellevaste esa frustración?

“Tras la desilusión por no encontrar lo que añoraba, me presentan la oportunidad de irme para Rusia y me decido.

Estuve fuera de la UNAH más de seis meses y saqué mi maestría en matemáticas al regresar, pero no terminé Física.”

Y en qué momento empieza el poeta Destephen?

“Desde que estaba en el Instituto Central y buscaba mis libros de poesía para deleitarme y pasaba inmerso en las lecturas que me interesaban.



César Indiano fue el primer poeta con el que trabó amistad, a pesar de que lo vivía criticando por como escribía.

Cargaba mis libros de matemáticas y de poesía y siempre manejé esa dicotomía muy bien, ya que nunca he encontrado diferencias entre ambas.

Una me nutre la parte humana, la otra, la parte pensante, me nutre la parte de la razón y así es como andaba escribiendo algunas cosas, pero no hay todavía una decisión de ser poeta en serio.

Cuando conocí a César Indiano, a José Ortega, a Fabricio Estrada, nos juntamos por nuestra afinidad y a intercambiar versos y opiniones.

A Indiano lo conocí en mi pueblo, porque el andaba haciendo una licencia en mi colegio y nos hicimos amigos.



A sus 23 años en sus inicios como poeta, Alberto no dejaba de cantar en su pueblo de San Luis, Comayagua.

Luego ya en Tegucigalpa nos juntamos con él y a partir de 1990, empiezo a escribir de una forma más formal.

Los primeros poemas que le presento a Indiano, me dijo que parecían como que un niño los había escrito, pero no le hice caso.

Siempre he tenido bien claro lo que escribo, para eso he tenido el hábito de la lectura, porque es fundamental para aprender a escribir bien y que alguien no te pueda venir a decir que no sirve lo que escribís.

Yo sabía que el camino de la literatura es diferente al de otras carreras y yo no adoraba los escritos de Indiano, pero admiraba que ya había escrito un libro y ya estaba escribiendo otro.



Alberto recuerda como siendo un joven poeta confió en su propia capacidad y su cultura, para no dejarse intimidar ni lastimar de nadie.

Nos vamos juntando varios y empezamos a discutir sobre poesía y filosofía como una forma de vivir.

La poesía no solo la desarrollamos como una bohemia, sino como una forma crítica de ver la sociedad, la literatura, la vida.

Es una formación en el pensamiento, en el carácter y en la reflexión.”

Y cómo pudiste tener esos intercambios con alguien como César Indiano que cree que siempre él tiene la razón?

“Yo siempre he tenido mis mecanismos de control y de defensa y no soy una persona que se vuelca en un fanatismo hacia algo, ni sobre ideas ni sobre personas.



Alberto con sus aleros del grupo literario El Estoque, en una francachela en restaurante El Patio.

Yo te puedo dudar de Newton, de Kierkegaard, tengo siempre en mi mente un espacio para la duda; entonces por esa razón, Indiano con su personalidad impositiva no me hizo caer en una decepción, por las cosas que me decía.

A los dos años le presento un grupo de poemas, en 1994 y me dijo al leerlos: “Me va a quitar la chamba!”

El siempre manejó la poesía a un nivel de competencia, pero aun así, me escribió el prólogo de mi primer libro.”

Como te integras al grupo de poetas “El Estoque”?

“Era un grupo informal, un taller.



Los chavos de El Estoque se basaban en los poetas malditos para dirigir sus críticas hacia la literatura nacional.

Nadie menciona a El Estoque por eso, solo algún profesor o algún poeta que dio un taller con nosotros.

Establecimos un taller desde una forma más casual en cuanto a lecturas y acomodado a nuestra crítica mordaz, especialmente hacia la literatura hondureña.

En lo personal, comencé con la literatura extranjera y llego a la hondureña de último, lo que puede ser una ventaja o una desventaja.

Es una ventaja porque tengo los criterios internacionales, una base más universal.

Teníamos como referencia a los poetas malditos.”



Alberto Destephen se preparó bien antes de lanzarse con su primer libro, porque quería hacer algo digno de ser leído.

Se sentían cómodos analizando lo que escribieron esos radicales poetas?

Pregunto porque me parece que querían imitarlos, ya que decís que ustedes desbarataban todo lo que no les parecía y se llevaban de encuentro cualquier cosa.

“Esa era una visión necesaria y fundamental.

La poesía en los 80s venía de una línea panfletaria política donde habían estado algunos de El Estoque que eran de izquierda y la poesía hondureña necesitaba renovación.

Fuimos la generación de los 90s y criticábamos la parte cotidiana de la poesía que ya se hacía, ya que había un “cotidianismo” en mucha literatura que ya se escribía en esos días y arrancamos con parámetros universales, tratando de poner en la balanza, la parte puramente política.



Para los del grupo El Estoque, solo Juan Ramón Molina había llegado a las grandes alturas universales y siguen teniendo razón.

Ahí estaba también el caricaturista Rommel Oliva Tula que publicaba en diario El Periódico, Mario Cerrato, un gran lector, Armando Destephen, un primo hermano mío y Juan Ramón Rivera, otro lector.

Todos nos entendíamos porque teníamos una visión crítica, no solo de la parte literaria, sino de que en Honduras no se había hecho lo suficiente en cuanto a poesía, porque las representaciones hondureñas universales, eran muy pocas.

Juan Ramón Molina seguía siendo el único hondureño universal y aunque Roberto Sosa es muy reconocido, no tiene aportes fuertes.



Alberto Destephen asegura que el siempre fue y es un poeta social, pero que con los años, se ha vuelto un experto en el erotismo.

En la literatura hondureña existe un engaño con respecto a lo de ganar ciertos premios que algunos poetas y escritores han ganado; algo a lo que yo llamo una dependencia, porque un poeta debe tener más carácter y no depender de un premio para sentirse universal.

No importa si el premio te lo dan en Cuba, España, Argentina o Inglaterra.

Tenemos que ser más libres!

Un poeta tiene una misión más grande de lo que está a la vista, no por ganar un premio; porque al final, el más grande premio para un poeta es que la gente conozca su visión, su humanismo, su palabra; que sus versos sean recitados o leídos con gusto por la gente.



Su libro debutante “Raíces Nocturnas” es un libro con mucho desencanto.

Y como fue exactamente que comenzaste en esto ya en serio, como una segunda carrera?

“Mi primer libro se llama “Raíces Nocturnas”, es de una visión muy oscura, hay mucho dolor y angustia y soledad.

Tiene que ver con mi ser, donde me revelo ante la realidad que no entiendo, que no interpreto.

Siempre digo que la poesía es una forma y una búsqueda de identidad, de una forma de encontrarnos a nosotros mismos y en mi nace como una necesidad.”



Alberto desde que comenzó en la poesía, tiene claro que es mucho más importante ser muy leído y apreciado, que premiado fuera de Honduras.

Y cual fue tu temática en ese primer libro, como lo escribiste?

“Hablo de un ser humano inmiscuido en esta realidad decadente y degradada, no humana, en la cual yo me siento impotente, frustrado de no encontrar las cosas que deseo, un orden correcto, una belleza.

Y de ahí ruedan muchos poemas desde una visión muy social, algunos románticos, otros dolorosos.

Lleva mucha esencia de mi juventud.”



Palabras de Tierra es un libro más realista y existencial enfocado en los sucesos que nos atañen a los hondureños.

Tu poesía ha dado un giro hacia el erotismo en los últimos años.

Cuanto tiempo estuviste sumido en las letras sociales y de forma más pragmática?

Que te hizo dar el giro a sentimientos más intensos y personales inspirados por la sexualidad femenina más que nada representada por la imagen de tu esposa Nancy Lara Smart?

Sentís que le hiciste justicia al área social mientras escribiste sobre eso?

“Claro que si le hicimos justicia y creo que lo sigo haciendo.

Mi primer libro es existencial y social de algún modo y hay unas líneas románticas ahí.



Manzanos del Edén ya saca al hombre apasionado y romántico, inspirado en lo que escuchaba desde que era niño y en sus propias fantasías.

En el segundo libro “Palabras con Tierra”  ya veo mejor la realidad, ya me he asomado mejor al mundo y voy narrando todo lo que miro.

Hay una parte llamada “Ciudad de Dolor” en donde hablo de Tegucigalpa y sus desgracias.

Ahí hago una poesía intimista-social, porque revelo ciertos puntos de crítica social más que cualquier otra cosa.

En mi tercer libro “Manzanos del Edén” hago preguntas sobre el ser, porque el erotismo es el ser, es la forma de la búsqueda del encanto y la seducción y lo planteo desde un punto de vista del asombro y claro, la mujer como centro.



Alberto Destephen es un romántico empedernido, e imagino que su máxima inspiración es la historia de Adán y Eva en el jardín del Edén.

Juego con los elementos de la naturaleza, la fluidez del ser es lo que vos sos, los seres humanos somos eróticos.

Podemos estar reprimidos por una visión ideológica, religiosa, pero el ser es así y busca ser amado, encantar a otros.

Y siempre he sido así en mi visión poética y siempre he sido un asombrado de la belleza, un enamorado de la realidad, de la vida vista como un milagro.

Lo que pasa es que a veces lo interpretamos y canalizamos al enamoramiento, desde la perspectiva de la mujer.

La mujer es un centro, pero alrededor hay muchas cosas.”



Su musa es su esposa, Nancy Lara Smart, una mujer tan inteligente y talentosa como el.

Para “Manzanos del Edén” ya tenías tus años de casado con Nancy.

Ella fue la inspiración de tu erotismo en la poesía?

“Sí, claro, muchos poemas van dedicados exclusivamente a ella.

Lo que pasa es que el escritor no solo narra lo que está viviendo, sino que suelta toda su imaginación y aplica toda su fantasía y en mi caso, mi visión a veces va para la mujer en general.

El ser revelado en ciertos momentos divaga y fantasea, porque al final en la literatura nos preguntan , si lo que escribimos es real o fantasía y está hecha de ambos elementos.



La ciudad puerto de La Ceiba fue el escenario de la inspiración de la obra más cotizada de Alberto.

Si la poesía solo fuera realidad, sería solo una narración sin sentido y si fuera solo fantasía, sería algo demasiado lejano, inalcanzable para el lector.”

“Manzanos del Edén” es tu obra mejor vendida hasta el momento?

“Es uno de los mejor vendidos, pero el más vendido es el siguiente “La Cortesana”, una obra dedicada a las mujeres que venden su cuerpo para ganarse la vida.”

Te inspiraste en una verdadera hetaira de la ciudad puerto de La Ceiba, me cuenta Nancy.

“Si, una hetaira llamada Esperanza me inspiró en la vida real.

Fue en una discoteca a la orilla de la playa, la famosa Sea View en donde yo me andaba relajando con unos amigos.



El legendario Sea View de La Ceiba, fue el lugar de encuentro entre el poeta y la hetaira que fue la musa de su libro más leído.

Yo viajaba mucho a La Ceiba por trabajo y así nos quitábamos el stress.

Esa noche había una mujer que me llamó la atención por la forma atractiva en que andaba vestida, pero me atrajo más lo que estaba haciendo.

Se dirigía a unos mariachis que andaban ahí y les pedía una canción y pagaba por la misma.

Se dedicaba las canciones a ella misma y eso me impresiónó y me acerqué a platicar con ella y fue muy atenta y me invitó a bailar.



Por andar trabajando en La Ceiba, es que Alberto tuvo la oportunidad de conocer la triste historia de una prostituta de muy buenos sentimientos.

Me empezó a contar su historia y como se había metido a ese mundo y que deseaba que un hombre la amara.

La acompañé a la orilla del mar por donde vivía ella y se quedó esperando que yo entrara a su cuarto y me preguntó si lo haría y le dije que no.

Ella me atrajo pero desde una perspectiva no carnal, soy muy racional en algunos aspectos y le dije que era muy tarde y que tenía que irme.

Me pidió mi teléfono para saludarme y se lo di y me vine para Tegucigalpa.



Portada de La Cortesana, el libro más exitoso de Alberto.

Y ya estando aquí, no paré de escribir sobre Esperanza durante casi un mes.

Después ella me habló y Nancy respondió la llamada y le dije que llegaría a verla a La Ceiba.

Ya le había contado todo sobre ella a Nancy y vio como me había inspirado para el nuevo libro, el que se escribió en un mes.

“La Cortesana” habla de una prostituta de nobles sentimientos y hay un concepto de pureza en ese libro.



Contraportada de La Cortesana.

Hablo del desprecio con el que siempre han sido tratadas las hetairas desde el comienzo de los tiempos y de cómo Jesucristo las redimió a través de María Magdalena.

Y sin embargo, siguen siendo condenadas, humilladas, explotadas y asesinadas debido a ese sentido machista tan marcado.

Yo no puedo ver mal a ninguna mujer que lleva esta vida.

Para poder terminar el libro, tuve que andar conociendo más mujeres como Esperanza, porque quería ver si habían coincidencias y de hecho, habían muchisímas.



Nancy Lara, una esposa muy comprensiva, y la mejor colaboradora y cómplice del poeta de San Luis, Comayagua.

El libro tiene una validez experimental y de investigación, que al final, por lo menos en Honduras; puede a través del mismo defender a las prostitutas y reprocho a la sociedad por ser “La Gran Prostituta”, porque pienso que no hay que culpar a las hetairas por ser como son, ya que hay una separación entre ellas y la sociedad.”

Crees que por ese tema flagelante es que “La Cortesana” es tu libro mejor vendido?

“Si, si lo creo.

Se han vendido entre 4 mil y 5 mil ejemplares, lo cual es un éxito grande en Honduras; hemos tenido que hacer varias reediciones.

Toco ese nervio sensitivo social que tanto intriga a la gente.

Ese libro es una forma de amar a esa mujer.”



Alberto comprendió como el entorno nocturno de nuestro país, es fuente de creatividad para hombres sensibles como él.

Fue tremenda revelación para vos como ser humano y poeta ingresar a ese mundo decadente en el que sin querer queriendo viven estas mujeres.

“Si, porque me metí a otro tipo de búsqueda.

Al final es la gran misión de nosotros los poetas, buscar los diferentes ángulos con los que se puede ver la realidad.”

Nancy Lara Smart:  “Alberto empezó en este tema de Esperanza, porque le hizo el último “boom”.

Alberto había andado en Guatemala en un evento de poetas al que asistió con Samuel Trigueros y después del evento, se fueron a una disco y ahí se juntaron con unas muchachas que eran unas “prepago” y se pusieron a bailar, porque mi esposo es gran bailador.



Alberto prácticamente les da su lugar a las trabajadoras sexuales en su libro “La Cortesana”.

Una de ellas sabiendo que Alberto era poeta, le preguntó que si podía escribirle algo a ella y el tomó una servilleta y le escribió un verso.

Trigueros tomó otra servilleta y escribió un verso para la muchacha que lo acompañaba a el.

Ambos entregaron sus poemas a las muchachas.

La que estaba con Alberto leyó lo que le escribió y lo halagó.

La otra muchacha solo guardó la servilleta sin leer.



El logo de la discoteca Sea View en donde tomó lugar el encuentro entre el poeta y la mujer de la noche de buen corazón.

Trigueros se sintió mal de que ignorara su verso y le preguntó que porque no lo había leído.

Ella dijo que se imaginaba que era muy lindo, pero que no podía leer.

Esa noche Alberto me llama para contarme el incidente y mi suegra que me ha criticado por permitirle ir a ese tipo de lugares, me reprochó esa vez.

Y yo le digo que porque no se lo debo de permitir si yo lo conozco bien y se como es su forma de pensar y de sentir.

Cuando escribía “La Cortesana” se inspiró por conocer mujeres de ese tipo de vida.



Este es el local del bulevar Morazán donde desde hace muchos años funcionan “strip clubs” que visitaron los Destephen.

Al final tengo algo claro: Alberto no se aprovecha de una persona de condición social modesta, de conocimientos limitados, etc.

Por eso no me importa que ande en esos lugares.

Después que escribió el libro, me dijo que yo tenía que conocer un poco más ese mundo y quiso que fuera con el a un lugar de “table dance” en el bulevar Morazán y al llegar el dueño del bar, que yo no sabía quién era; me reconoció y me gritó mi nombre enfrente de todos.

Yo me apené toda y me preguntó que andaba haciendo en su establecimiento y le dije que andaba acompañando a mi esposo.



La Cortesana de Alberto Destephen, resultó más que un libro de poesía; terminó siendo un documento de reinvidicación de las mujeres de la noche.

Nos ofreció la mejor mesa y estaba frente a la pista donde bailaban las muchachas.

“La Cortesana” ya había salido y las bailarinas reconocieron a Alberto como autor del libro, porque ya lo habían leído y eso fue sorprendente para mí.”