En Un Dia Como Hoy

2 de agosto

2 de agosto, 1986-Peter Cetera comenzó una temporada de dos semanas en el No.1 del conteo pop de EEUU con el tema de la película 'Karate Kid II', 'The Glory Of Love', el que también llegó al No. 3 en Inglaterra.

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Las Nuevas Diosas de Horus

Las Nuevas Diosas de Horus (Honduran Gothic Metal)

Frase de la Semana

Rockhouse, el mejor bar rockero de Honduras, localizado en la ciudad de San Pedro Sula.

LA ADORACIÓN NEGRA CUBRIÓ  A COSTA RICA!

El nombre de Black Sabbath siempre ha estado rodeado de un aura siniestra a pesar de que el término “sabbath” se refiere a un día de adoración religiosa del judaismo o de descanso obligado solicitado por Dios.

El hecho de ponerle la palabra “black” (negro) es que hace que el nombre se torne lo opuesto de lo que representa la segunda palabra y ha hecho que millones de personas crean erronéamente, de que la banda que ostenta ese nombre; es satánica.



Y cuando una eminencia creadora del metal pesado desde 1969, pone a Centroamérica en su cotizadisíma agenda musical; los que somos devotos de este género; no podemos menos que sentirnos honrados, orgullosos y profundamente agradecidos.

Black Sabbath no es una banda que a pesar de su extraordinario prestigio y leyenda viviente; sea fácil de que visite nuestra región; no solo porque hasta hace poco se reformó y debido a su edad y a sus delicadas condiciones de salud; es altamente dudoso de que vuelvan a grabar otro disco y realicen otra gira promocional.

Por eso asistir a su primer y único concierto en Centroamérica; era mandatorio.



Y era especialmente afortunado tenerlos en Costa Rica, ya que hace varios meses atrás; la primera productora encargada de traerlos (Más que Producciones); canceló su intención debido a nuevos términos no estipulados previamente en su contrato inicial.

Fue cuando Live Nation, encargada del manejo artístico de Black Sabbath; buscó los buenos oficios de RPMTV (Extreme Family Entertainment) para traer este costoso y monumental concierto a Tiquicia, evento que de antemano, anticipó la concurrencia de metalheads y rockeros de toda la región centroamericana.

No solamente se trataba de la banda de metal más longeva y respetada del mundo con tres de sus miembros originales, sino que su disco “13” de material totalmente nuevo; había llegado al número uno de popularidad en las listas de Estados Unidos; algo que no se lograba desde “Paranoid” de 1970.



Y además, se sabía que Black Sabbath se presentaría con un sonido estupendo, una escenografía fuera de serie, un repertorio cargado de clásicos y sus mejores canciones nuevas; y con un telonero de primer nivel , como lo es Megadeth.

El productor general del concierto, Don Stockwell anunció que habrían muchas sorpresas durante el espectáculo, que Sabbath había arribado al país con 50 guitarras y que deseaba recordarle a los asistentes que la mariguana era ilegal en Costa Rica y que por ende, se abstuvieran de llevarla con ellos.



El productor Don Stockwell de RPMTV recibiendo a Black Sabbath en el aeropuerto Juan Santa María.

Obvio que no todo el mundo le hizo caso; porque aún me parece recordar el aroma de una mota que se estaban fumando frente a mí, en la parte frontal del lado izquierdo del escenario.

Pero para ser honestos; a pesar de la impecable calidad de ambas bandas adoradas por las audiencias mundiales; Costa Rica aunque ya es plaza considerada como parte de los destinos de los grandes estrellas del rock para sus recorridos; no es exactamente el mejor mercado, ya que aunque tiene el mejor nivel de vida del istmo;  no se escapa de los problemas económicos que abaten a Centroamérica y a su misma población.



Don Stockwell con fans que hacían cola desde días antes al concierto.


Además, es un país que ha estado recibiendo a muchos artistas famosos del mercado de la música popular en inglés; y esto ha hecho que los bolsillos de los consumidores se hayan desgastado y evita que puedan asistir masivamente a todos los conciertos que les interesan; especialmente aquellos que tienen que viajar hasta Costa Rica; por todos los gastos adicionales que ello implica.

Hasta una fecha de Iron Maiden se canceló supuestamente por este concierto de Black Sabbath y Megadeth; para no correr el riesgo de asistencia pobre, por el hecho de que era la primera visita de los Padres del Metal a Costa Rica.



Don Stockwell con Ozzy Osbourne, quien fue quien trajo a Black Sabbath a Costa Rica.

El punto es que a pesar de que todo se daba para que Black Sabbath y su telonero Megadeth fuera un concierto concurridisímo; la saturación de “chivos” de rock internacionales en Ticolandia, la prioridad de algunos por ahorrar para las fiestas dicembrinas y para el gran festival metalero internacional Siembra y Lucha y hasta las cruentas condiciones lluviosas de octubre; evitaron que se aglutinara la cantidad de gente que se esperaba.

Se ha especulado mucho en torno a la cantidad de personas que llegaron al eminente Estadio Nacional de San José de Costa Rica, y se reportó que antes del concierto, se habían vendido un total de 16 mil entradas; pero hubo un medio que se atrevió a decir que eran cerca de 20 mil almas.

Pero el caso es que los que sea que hayan ingresado; estaban más que preparados para el alucinante viaje.



Megadeth acompañando a Ozzy backstage tras su presentación.

Si el público no respondió como se esperaba; lo que sí es cierto es que los que llegaron; jamás se van a arrepentir de haberlo hecho y tendrán el mejor recuerdo de sus vidas; porque un concierto como ese; muy díficilmente podrá ser igualado o superado en tierras ticas.

Generals gathered in their masses
Just like witches at black masses
Evil minds that plot destruction……

La tormentas con sus nubes negras y su lluvia constante en San José de Costa Rica la tarde del martes 22 de octubre del 2013; me recordaron a la introducción del tema más representativo y escalofriante de la banda “Black Sabbath”, que lleva su nombre.



Llueve, truene o relampaguee; los headbangers no le fallan a sus héroes.

La naturaleza pareció confabularse con Black Sabbath para darle una a atmósfera fría, oscura y húmeda a la presentación de la banda; la misma que prevalecía en los callejones de los bares de baja categoría de su ciudad natal, Birmingham, en Inglaterra; de los que surgieron a fines de los sesentas.

Las colas de fans empapados por la lluvia sin capote o paraguas, eran grandes y me di cuenta que a ninguno le importaba verse como “pollos comprados”; su único afán era esperar que se abrieran las puertas de La Joya para correr felices a buscar su ubicación adonde fuera que habían comprado su boleto.



Tuve chance de saludar a estos fans empapados de Sabbath.

Yo me imaginaba que los Sabbath y los Megadeth acuertalados en esos momentos en sus lujosas suites del Hotel Intercontinental de Escazú; al recibir los reportes de cómo los fans permanecían al pie de la bandera frente a las diversas entradas del coliseo deportivo; se deben haber alegrado; ya que no tenían forma de medir hasta donde podía llegar la lealtad de sus admiradores centroamericanos ante tales condiciones climatológicas.



En la sala de prensa con colegas de Panamá y Nicaragua.

Una vez en la sala de prensa y con las explicaciones de lo que podíamos hacer por disposición de Live Nation Entertainment; cuando nos condujeron al sector de graderías para medios de comunicación; nos acomodamos a las seis de la tarde; para ver a la banda local Sight of Emptiness, que estuvo rodeada por una pared de polémica,  por ser la banda que fue escogida, al retirarse la banda que había sido seleccionada como telonera, por los votos del público.



En la sala de prensa con el corresponsal tico de Cráneo Metal en Europa, Toño Aguirre.

Sight of Emptiness es un grupo completo y recientemente fueron reseñados en la famosa revista metalera Terrorizer; y mostraron que no le tienen miedo a los escenarios grandes para nada; muy al contrario.

Los ticos en la media hora que tocaron para la raza metalera de seis diferentes países centroamericanos; intepretaron sus temas originales como Instincts y Transition con la soltura que los caracteriza y fueron medianamente recibidos por los asistentes, quizás porque no todos los conocían y porque la lluvia seguía cayendo aun, pero con mucha menos intensidad.



Sight of Emptiness tocó emocionado como telonero local del concierto.

Con una puntualidad británica; tras un rápido cambio de cosas en el escenario; se apagaron las luces y a las 7 de la noche; entraron los fenomenales Megadeth, uno de los aclamadisímos Big Four del Thrash Metal; con derroche de potencia, música cautivadora, chorros de carisma y sex appeal; y además, todas las señas de tomar los escenarios como si fueran sus habitaciones personales: con toda naturalidad.

Además, Megadeth es una banda que estaba tocando por tercera vez en Costa Rica y sus integrantes son visitantes del lindo país hermano en su tiempo libre; y recuerdo haber leído en la prensa que el bajista Dave Ellefson había dicho esto a favor del turismo tico:



El bajista Dave Ellefson hizo turismo típico en Costa Rica.

“Cada vez que vengo ha sido fantástico, no es un secreto; Costa Rica es uno de mis lugares favoritos del mundo; me encanta América Latina y aquí me siento como de vacaciones.

Un par de amigos y yo fuimos al Mercado Central de San José, a Manuel Antonio, al bosque lluvioso; me siento conectado con la gente del país.”

La presencia del polémico y virtuoso líder de Megadeth, Dave Mustaine puso en estado de euforia a los que ya estaban en pie de guerra en el Estadio Nacional josefino; y a pesar de que se decía que eran prohibidas las fotos y los videos; todo el mundo levantó sus aparatos y comenzaron a filmarlo y fotografiarlo a lo loco.

Arrancaron con “Prince of Darkness”, una de las canciones rescatables del disco “Risk” de 1999, el que recuerdo que no fue muy bien recibido por la patrulla thrashera mundial; y de entrada, se vio el arrojo con el que Megadeth deseaba atacar al publico centroamericano.



Megadeth sacudió el Estadio Nacional de Costa Rica!

Velocidad y electricidad, es lo que describe ese concierto de una hora de Megadeth; lo que incluye los saludos; se notaba que los thrasheros querían ser totalmente respetuosos del tiempo que les concedieron sobre el escenario; ya que se que le tienen enorme veneración al clan de los Padres del Metal Pesado.

Hasta sus saludos fueron rápidos!

La presencia del pelirrojo Mustaine, el veterano Ellefson y los más nuevos y muy bien parecidos Chris Broderick y Shawn Drover; prendieron a la gente y el “headbanging” no se dejó esperar cuando soltaron el clásico “Hangar 18” del fenomenal “Rust in Peace” que le valió a Dave al final del mismo el cálido “Oe Oe Oe Oe Oe Mustaine, Mustaine!”

Y les entregó lo que querían: los grandes clásicos aderezados con algunos temas del actual álbum de la banda “Super Collider”.



Dave Mustaine es un virtuoso indiscutiblemente.

Siguió el excitante “Wake Up Dead”, clásico dorado del thrash metal de los 80s; canción que siempre me ha confundido, porque se supone que habla de infidelidad masculina; pero en los tiras cómicas de Megadeth; la historia se trata de zombies; en donde una mujer infectada mata a mordidas al hombre que le “puso los cachos”.

La gente cantó la canción a todo pulmón mientras las graderías seguían recibiendo fans sorprendidos de ver a Megadeth ya en tarima; y se sintió como cobrabra más intensidad el ambiente, a medida que los recién llegados se unían a la coreada.

Luego yo tuve un momento personal especial cuando entraron las notas del super clásico de 1988 “In My Darkest Hour”, la canción de Megadeth que más me gusta y respeto; el que puso reflexivos por fuerza a muchos de los asistentes; una cualidad que tiene dicha canción que habla acerca de lo desolados y vulnerables que podemos ser cuando nos abaten nuestros peores demonios.



Chris Broderick, Mustaine y Dave Ellefson mostrando la casta ante su público tico por tercera vez.

Luego llegó el segundo sencillo que lanzaron de “Super Collider”:“Kingmaker”, la que superó mucho al primero que lleva el nombre del disco y que fue recibida muy calurosamente por la gente que claramente daban a entender: “Queremos que nos metás metal hasta el alma, Mustaine!”

Ello le abrió paso a una de las tantas canciones anti guerra de Megadeth “Sweating Bullets” de 1992, la que fue ejecutada con destreza, furia y total maestría por toda la banda; y los reflectores y el humo seco rodeaban la super sexy silueta de Chris Broderick, uno de los galanes más apetecibles de la historia del thrash; el que le hacía el amor a su guitarra, poniendo celosas a más de alguna asistente.

Se dejan ir con otra más de las gemas del clásico álbum “Rust in Peace”: “Tornado of Souls”, en la que Chris Broderick y Dave Mustaine se lucen, puesto que se dice que es la canción de la banda, que contiene el mejor solo de guitarra y siempre representa un excelente momento de los shows de Megadeth.



La raza metalera los aclamó!

La descarga sigue con la estridente “She Wolf” de 1997, una canción de una mujer lobo hambrienta de carne humana que se hace acompañar de la imagen de una enorme calavera en la pantalla y de otras centellantes en colores tierra; acompañadas de una vocalización algo siniestra de Mustaine.

La gente la coreó con un “Oh Oh Oh Oh Oh” que pone a Megadeth aun más en movimiento;  y con rapidez, la banda deja caer con evidente deleite, con sumo placer las super reconocibles notas de la canción más famosa de la banda: “Symphony of Destruction”, la que se suelta con verdadera agresión sobre la fanaticada dejándoles en extásis, lo que da a paso a que se desate la locura.

Ahí me convencí de que no importa cúanto se critique a esta canción por tener la capacidad de que se puede bailar y de que es aplaudida y conocida por el público no metalero; que no importa cuanto digan que “como se comercializó Megadeth con esa rola”; el hecho es que nadie deja de cabecearla o de cantarla cuando es interpretada en vivo.



Dave Ellefson metido en el “feeling” de la música de su amada banda.

Porque? Porque es irresistible y al momento de la verdad; todas las reservas sobre la misma, quedan olvidadas.

Megadeth no da tregua y suelta la espectacular “Peace Sells”, canción famosisíma de los 80s que tiene uno de los intros orales más épícos y sarcásticos de la historia de Megadeth: What do you mean I don´t believe in God? Talk to him everyday.”

Esa canción siempre saca lo mejor del público y La Joya se estremeció con los gritos y la cantada de los “headbangers” de ambos sexos que comenzaron a saltar y a cabecear con entrega total, especialmente cuando se aparece en el extremo izquierdo del escenario, la mascota de la banda, Vic Rattlehead vestido a lo militar, pero en un tamaño normal; nada amenazante.



La mascota de Megadeth, Vic Rattlehead, vestido de chafa; nos honró con su presencia.

En esa canción creo que sacaron la casta todos los jovencitos que acudieron orgullosos con sus camisetas del Comando Mustaine, quien recordamos que escribió “Peace Sells” tras leer un artículo político.

Y Megadeth hace su gran final con su imponente clásico de 1990 “Holy Wars”; que elevó a la banda a la estratósfera.

Con su extenso intro, podemos ver a Dave Mustaine en forma intermitente por la cantidad de imágenes que comienzan a vibrar en las pantallas gigantes, como ser insectos y electrocardiogramas y muchas imágenes raras que dan fé de todo lo que el pelirrojo de oro del metal, tiene en la cabeza cuando compone.



El veloz Shawn Drover le pegó con precisión y agilidad a su batería.

A pesar de que la oscuridad impidió que los Megadeth pudiesen calcular cuanta gente los estaba viendo; era un hecho que les emocionó estar en La Joya de Costa Rica y tras la tiradera de uñas y muñequeras; Dave Mustaine nos agradece nuestra presencia y recibimos ese gran regalo de las mega estrellas del metal que amamos: entrelazar sus brazos entre ellos y darnos una reverencia en señal de aprecio por nuestros gritos y nuestra presencia.



Dave Mustaine respetó el tiempo que les concedió Live Nation Entertainment como telonero.

La gente despide a sus Megadeth con total cariño y emoción; y aunque sabemos que los que estamos ahí somos menos que otras multitudes que ellos venían de ver o como las 70 mil almas que verían en Ciudad México cuatro días despúes; quien puede rechazar evidentes señas de completo apoyo y lealtad?



Sin duda, Megadeth quiere a su fanaticada costarricense.

Se apagan las luces y entre los consabidos cambios en el escenario; ya podía ver la gloriosa batería con la máscara de gas y el nombre “Black Sabbath”; y frente al telón negro que había, se veía la prisa del sumamente profesional equipo de la banda de metal más importante de la Tierra y los alientos y murmullos de miles y miles de fanáticos, a punto de hacer sus sueños realidad y de corroborar que las cosas buenas, las cosas maduras de calidad; son como el vino.

En lo personal comencé a recordar los conciertos por separado que había visto con los tres Sabbath originales, en shows de Ozzy como solista y de Geezer Butler y Tony Iommi con Heaven & Hell; pero verlos juntos a los tres como Black Sabbath; era algo totalmente diferente.



Fans sampedranos de Black Sabbath (Melissa Benedetto, su esposo y Marla Durden) viendo a Black Sabbath.

La atmósfera era como algo surrealista, evocativo de los grandes festivales de metal del mundo por la noche; más que nada porque la gente sabía lo que estaba a punto de recibir y esa es una sensación que no puede describirse en palabras.

Se podían ver personas corriendo a buscar sus puestos tras comprar sus camisetas originales de la gira de Black Sabbath, tomar sus fotos o sus refrescos, ya que las bebidas alcohólicas estaban prohibidas.



No podía dejar de comprar mi camiseta oficial de la gira latina de Black Sabbath.

Alrededor de las 8:15 de la noche; cuando la lluvia ya había cesado y el estadio ya se miraba mucho más concurrido en todos los sectores activados para audiencia; se escucha la voz de Ozzy a través de las gigantescas torres de audio y del telon negro iluminado por una luz roja “ I CAN HEAR YOU!!!” y tras su malévola carcajada; se vino la avalancha de gritos y de silbidos de completa emoción mientras sonaban sirenas de guerra.

Vemos salir a sus Majestades Británicas del Metal en la oscuridad, uno por uno, primero el maestro de los riffs pesados de toda la historia, el guitarrista Frank Anthony Melby Iommi que en febrero cumplirá 66 años; y seguido de los mucho más jóvenes músicos,  el potentisímo ex baterista de Ozzy Osbourne, Alice Cooper y Ted Nugent, Tommy Clufetos de 33 años y el tecladista Adam Wakeman de 39 años, hijo de Rick Wakeman, la leyenda de los teclados de Yes y quien tocó en dos canciones del grandioso “Sabbath Bloody Sabbath” de 1973;  luego el fenomenal lord de los toques siniestros de bajo y autor de las mayormente apocalípticas letras de Black Sabbath, Terence Michael Joseph Butler de 64 años y finalmente, el icónico y adorado John Michael Osbourne, pronto a cumplir 65 años.



Black Sabbath de entrada con “War Pigs” nos estremeció a todos.

Ante los sonoros alaridos de bienvenida de la raza metalera de todo el istmo; Ozzy nos saludó levantando los brazos y sonriéndonos con esa expresión entre paternal y macabra que lo hace ser reverenciado por todos y cada uno de nosotros; y estoy segura que al igual que yo; la mayoría debemos haber sentido escalofríos.

En ese momento, todos nuestros problemas, de nuestros países, el pasado, el presente y el futuro fueron encerrados en un baúl y nos ubicamos en la dimensión de realidad de notas estridentes y de euforia que nos provocaba ver delante de nosotros a los Dioses del Rock Pesado de todos los tiempos.



Ozzy demostró su conexión con la gente desde la primera canción.

Yo sentí que el piso comenzó a moverse cuando la banda entró con una contundente presentación de “War Pigs” del disco Paranoid de 1970; una vez que las pantallas comenzaron a relampaguear con imágenes de famosas guerras, batallas y represiones a los derechos humanos.

La gente comienza a enloquecerse, a saltar en círculos o abrazados y otros que solo estábamos parados viendo fijamente al escenario para no perdernos un detalle, un segundo de ese espectáculo único que no se volvería a dar bajo nuestro cielo negro tercermundista.

Oh y sobre todo, porque esas líricas de “War Pigs” siguen frescas, atemporales; porque desafortunadamente; el mundo no ha cambiado; más bien esta peor que después de la era post Segunda Guerra Mundial:”Mentes malignas que planean destrucción, hechiceros de construcción de muerte, en los campos, los cuerpos arden a medida que da vueltas la máquina de guerra, muerte y odio para la humanidad, envenenando sus mentes engañadas, Oh, Señor, sí!”

Y como sacaron las garras esos señores de la tercera edad!!



Tony Iommi, el creador de los riffs del metal pesado; nos dejó pasmados con su talento y presencia escénica.

El señor Iommi, quien siempre le saca las lágrimas a mi acompañante en el concierto; sus toques y sus riffs de leyenda se sintieron espeluznantes, sólidos, bestiales y perfectos como siempre; el hombre que tuvo que aprender a tocar con dedal tras perder dos de sus dedos cuando fue un muy joven obrero en una fábrica; no ha perdido absolutamente nada de su maestría en el escenario, ni tampoco nada de su seriedad.

El venerado Geezer; el bajista de oro de la Gran Bretaña; maestro de maestros; tocaba con sus ya arrugados dedos de una forma tan espectacular, oscura y potente sin usar uña; que sus dedos parecían parte de su instrumento; y ayudaba a su viejo amigo a sacar esa música, ese sonido tan sombrío, nebuloso e hipnotizante que fue inspirado en parte por su antigua travesura de leer libros de magia negra.



Geezer Butler, el más creativo de todos los Sabbath; es un bajista de oro de todos los tiempos.

Ah y el hombre de la noche y el de todas las noches; el Príncipe humano de las Tinieblas, el único e insustituible Ozzy, el lunático del que han aprendido todos los demás locos que ha plasmado la historia del rock pesado; concentrado en su papel de líder de la Locomotora Paranoica; cantó con su inequívoca entonación que parece tener una complicidad secreta con las fuerzas del bien y el mal y que sigue poniéndonos en “ecstatic mode”.

Y la gente amplificando aun más la cantada de Ozzy,  acompañándolo a coro con aquella facilidad, con aquella entrega, con aquel respeto…….



A Ozzy se le salió lo maniático en “Into the Void”.

Ah y qué decir del treintiañero Tommy Clufetos, que más que baterista de metal parecía miembro de Al Quaeda; el que yo traía entre ceja y ceja, al que le guardaba rencor secretamente por atreverse a sentarse en la butaca de Bill Ward,  Dios de los fills y loops prototípicos del metal pesado, que influyó a generaciones de bateros y que llegó a ser conocido por algunos, como el pulpo humano?

Tengo que reconocerlo: Clufetos me calló la boca y creo que a pesar de que aun no es una leyenda ni sé si llegará a serlo; ni ha ayudado a escribir la historia del metal pesado como lo hizo Ward; al menos nos probó a todos porque fue seleccionado.

Es una bestia! Basta con eso.



El baterista de Black Sabbath, Tommy Clufetos demostró estar a la altura de los Maestros.

Entre todos, incluído la joven luminaria que los acompaña en teclados (Adam Wakeman); logran dar una sinfonía total de caos y majestuosidad, que nos hace recordar porque Black Sabbath es el Auténtico Maestro del Universo Sónico;  y todas esas vibraciones nos golpean el cerebro y nos hacen sentir dementes por momentos…..

Y es esa precisamente la orden que da el Rey de la Insanidad al final de “War Pigs”: “Get fucking crazy!!”, que fue acatada por todos los soldados atrincherados en las barracas del coloso deportivo y que respondieron con puro fuego de sus gargantas excitadas.



Black Sabbath nos hizo sentir en los 70s en determinados momentos.

Y qué ironía que los policías presentes estaban captando con sus celulares, videos de la banda, a pesar de que las letras de Black Sabbath; siempre han mostrado un rechazo nada disimulado hacia la brutalidad de la autoridad y los cuerpos armados por su punto de vista hacia la violencia y la guerra.

La segunda canción de la noche “Into The Void” del increíble álbum “Master of Reality” de 1971; una canción sobre querer escapar del mundo podrido y sitiado por la maldad del hombre e ir a vivir a otras latitudes en el espacio sideral en busca de paz y de armonía; y la misma es ejecutada con precisión, energía y sentimiento; especialmente por Tony Iommi, ya que es una de sus canciones favoritas.



Tony Iommi se lució con su riffeo impresionante en Under the Sun.

Y sale Ozzy Osbourne ya en su pose de poseído por el demonio a moverse de un lado a otro del escenario quizás no con la rapidez de antes y más bien con sumo cuidado porque ya se ha caído en el escenario y ha cancelado un concierto por este percance; y es en esta canción donde le sentí que se perdió un poco en sus tiempos de vocalización; quizás por estar concentrado en tantos detalles.

El reto de esta gira es titánico, una meta monumental, difícil hasta para maestros del rock pesado como estos; ya que saben que deben probar su legado quizás por última vez en sus vidas y las presiones por hacerlo todo bien; han de ser inmensas.

Ozzy nos pide que mostremos nuestras manos para acompañarlo y le obedecemos, mientras vemos a los Padres del Metal en pantalla gigante tocando para nosotros; ah, la bajeada soberbia de Geezer y la presencia de lord inglés de Iommi, quien apenas dejó su lado derecho del escenario; son cautivantes.



Portada del sencillo Under the Sun

Y la capacidad de Cufletos se aprecia; pero en esta canción no tiene que molestarse mucho.

La tercera canción “Under the Sun/Every Day Comes & Goes” con su entrada pesadota a puro riff del sombrío Tony Iommi; es la típica canción individualista del músico de metal que sin rechazar a Dios; condena la manipulación que ha mostrado en contra de la humanidad; la religión organizada a lo largo de los siglos; y se decide solamente a creer en sí mismo.

Es por eso que muchos que si somos seguidores y practicantes de una fé cristiana; nos sentimos asombrados de la historia que se monta en el video acompañante de la banda para esta rola de 1972 de su álbum “Volume 4” con puras imágenes de cómo el hombre usa la imagen de Jesucristo para someter y dominar al mismo hombre, aprovechando su vulnerabilidad.



Ozzy constantemente movía los brazos pidiendo a la gente que cantara o aplaudiera.

Talvez no estemos de acuerdo con todo lo que se muestra en pantalla; pero después de todo es una letra de Geezer, y el siempre le ha huido a los líderes religiosos y a sus colaboradores, así que debemos esperar algo así en esta canción.

Yo me reí por un momento, porque imaginaba a los predicadores más cerrados de la cabeza y a los sacerdotes más conservadores; invocando que el demonio saliera raudo de las miles de almas en La Joya de San José de Costa Rica y que ordenaran dejar caer desde un avión toneladas de agua bendita para purificarnos de tal sacrilegio visual.

Pero lo hermoso del video, es que en ningún momento se ofende o se niega la figura de Dios; el que más bien comienza con rótulos de personas ingenuas en los 70s mostrando rótulos para prohibir la presencia de Black Sabbath en sus ciudades; por creerlos emisarios de Satanás.



Portada de Snowblind, canción que provoca polémica siempre..

Y me pongo a observar a Ozzy Osbourne; al que he considerado mi padre imaginario desde mis doce años;  y veo que por algo es una figura única e inmortal del metal; porque nadie, absolutamente nadie es ni podrá ser como él.

Su forma pausada y extraña de moverse en la tarima, sus brazos meciéndose al aire pidiendo total entrega, su forma de aplaudir tan peculiar, nos dicen que Ozzy sigue siendo Ozzy, pero que ya es un señor de edad; y aunque no sea ágil y se le asome su pancita a través de su suéter negro manga larga; es como ver un león viejo pasar por la llanura africana, con toda la experiencia felinay la fiereza que las bestias maduras aun poseen.

La cuarta canción “Snowblind” tan famosa por hacer una clara alusión a la cocaína que trae el eco de las muy malas costumbres de los Sabbath durante sus años mozos, los que grabaron “Volumen 4” entre montañas de polvo blanco; se deja caer con estrepito con un Ozzy que se nota que disfruta cantar este tema, quizás porque se deleita evocar sus pasados devaneos con la droga.



Ozzy no obtuvo todas las notas en algunas canciones; pero a nadie le importó.

Las imágenes que la acompañan de cocaína, cristal meth y de escenas de famosas películas en donde se usa abundantemente este estupefaciente tal como “Scarface”; le dan el marco a un emocionado Ozzy que mueve sus brazos para que canten con él y la gente le sigue la corriente, aunque la mayoría no se sabe la letra.

Ver a Ozzy entonar “Snowblind” resulta controversial, ya que él hace muchos meses; tuvo que ser tratado en rehabilitación; porque al estar grabando “13” volvió a caer en las garras de Mamá Cocaína.

Cuando Ozzy anuncia “Age of Reason”, perteneciente al nuevo álbum “13”: la gente la recibe bien y la misma arranca con un pesado número de batería de Tommy Clufetos y aquí si vemos a Ozzy un tanto menos emotivo y con una vocalización más lenta y un tanto forzada por momentos.



Black Sabbath durante la ejecución del clásico del mismo nombre.

Pero a quien le importa? Quien podrá atreverse a criticarlo si saben que el hombre ha ido al infierno y regresado y siendo sexagenario y con muchos achaques; tiene las pelotas de presentarse en un escenario con sus adorados compañeros y obsequiarnos música nueva.

Esta canción es de corte apocalíptico, los clamores de una humanidad en decadencia, perdida, abatida por la avaricia, la política, la manipulación religiosa, la indiferencia, el materialismo; y es de las que más se parecen al Sabbath clásico de los 70s.

Y aunque la misma no es de las más vitoreadas de la sangre fresca que Sabbath nos ha dado a beber; prepara bien el terreno para lo que viene a continuación: “Black Sabbath”, la sagrada canción que da nombre a su primer disco de 1970; la escalofriante pieza que ha recibido la mayor cantidad de acusaciones de pactos con Satanás y relaciones con aquelarres de brujas en la historia de la música.



Portada del disco Black Sabbath de 1970 que contiene el gran y tenebroso clásico.

Y el escenario se oscurece totalmente para dejar solamente el emblema de la banda (una gárgola negra sobre un fondo rojo) en la pantalla gigante detrás de los músicos.

Un tema perfecto para una noche de Halloween, una canción para subir la temperatura de los asistentes que ese día recibieron mucha lluvia y que nos hizo recordar que Geezer Butler la escribió cuando pintó su habitación toda de negro, colocó cruces invertidas y algunas fotos de Satanás; durante su época de coqueteo con las ciencias ocultas.

Tony Iommi soltó sus ominosos y armónicos riffs con deleite disimulado e hizo que el flashback fuera total y simultáneo para todos:juraríamos que estábamos en 1970!



Ozzy lució siniestro como siempre, pero no como es su costumbre. Su edad y salud se lo impiden

Y la sección rítmica de Geezer y Cufletos pesadota y lenta lo que aumenta la tensión en la audiencia, evidentemente capturada por las tres notas de la guitarra de Iommi, que en su riff principal tiene un intervalo particular conocido como “Diabolus in Musica”.

Por su lado, Ozzy haciendo lo mejor para sonar como en su era dorada: pero sin captar del todo el toque desgarrador de antes……y nos recordó que estábamos en el Nuevo Milenio cuando nos ordenó a sus tropas, que saltáramos.

Las luciérnagas tecnológicas de celulares sofisticados se miraban por todos lados grabando el magno momento así como señales de cuernos arriba y abajo del estadio.



Geezer Butler se lució en el intro de NIB. .

Ozzy se miraba felíz moviendo sus brazos y cantando una de sus viejas amigas; una de las canciones que lo coronó como el príncipe de lo tenebroso…… y cuando termina, su fanaticada centroamericana soltó el consabido “Oé oé oé oé, Sabbath, Sabbath” y eso pareció esucharse más que cualquier cosa anterior; y desplazarse por el aire para que toda la población tica la escuchara.

Y rápidamente nos invitaron a quedarnos en 1970 con la rítmica“Behind the Wall of Sleep” basada en el relato “Más Allá del Muro del Sueño” de H.P. Lovecraft, canción que es especial para Geezer por que le hizo algunas líneas de bajo grandiosas y clásicas que van en seductora armonía con la pulsante batería y riffs de guitarra que la acompañan.



Black Sabbath le dio igual tratamiento a clásicos y a la música nueva.

La canción se acompaña de imaginería gótica: brujas en el bosque, hechiceros, castillos, lobos, etc; dándole un marco adecuado al estilo del gran escritor estadounidense.

La gente cobraba más calor y se preparaban para recibir uno de los más impresionantes clásicos de la banda; ya que sabían de antemano que era lo que venía, por los setlists de recientes shows en Sudamérica; y Tony Iommi se acomoda en su lado derecho para darle paso a su compañero Geezer demuestra porque es el pionero de todo, al impresionarnos con su inmensa habilidad al ejecutar un mini solo en la introducción de la legendaria NIB de su álbum “Black Sabbath” de 1970.

No puedo negar que disfruté mucho ese momento de bajeada de Geezer Butler mientras la pantalla lo proyectaba precisamente como el tamaño de su talento.



Ozzy hizo un gran papel a pesar de sus imperfecciones vocales

Ozzy nos pide que volvamos a saltar;y se sueltan las notas de esta canción legendaria que habla del romance entre una mujer y el diablo que ha provocado muchisíma controversia desde su creación.

Esta hermosa canción que es un clásico dorado del metal pesado; nos ha hecho soñar infinidad de veces con universos paralelos en donde todos los seres mitólogicos y los ángeles conviven entre ellos; y al final, los demonios son redimidos y transformados en seres de luz.

Eso es lo que produce esta canción de Black Sabbath en mí.



Ozzy es mi ídolo del metal y verlo con Sabbath fue un sueño..

Y la sed de metal se hacía más intensa; los gritos por Sabbath resonaban en las cuatro esquinas del estadio y Ozzy pasa a presentar su excelente canción del álbum “13”: “End of the Beginning”, la que tiene una introducción espectacular para la voz de Ozzy, la que es idónea para las notas bajas; ya que el nunca ha sido un cantante para composiciones líricas, de notas altas.

La gente se revuelve porque conocen bien la canción y es la oportunidad para Ozzy de mostrar sus atributos, ya que ese tipo de rola la grabó en “13” tras entender que tenía que enfocarse en canciones de notas bajas para poder interpretarlas con total habilidad en vivo; siendo ese uno de los grandes motivos de porqué Ozzy es amado: porque jamás ha pretendido ser lo que no es y nunca ha fingido ser un gran cantante.



Portada de Fairies Wear Boots, ejecución que dejó impresionados a todos..

La canción impactó por su atmósfera ominosa y porque Ozzy se posesiona de su papel de trovador de la oscuridad y vimos su imagen en “close ups” para mostrarnos su siniestra personalidad rodeado del número 13 en llamas.

Este tema es Black Sabbath clásico con una fugaz cadencia de los discos de solista de Ozzy;  y se mira encantador el señor Osbourne aplaudiendo en lo alto para animar a la gente, los que agitan los brazos de un lado a otro al final de “End of the Beginning”.

Y llega el turno del insigne clásico “Fairies Wear Boots” del grandioso y adorado álbum “Paranoid”  de 1970, el que fue “parido” tras un viaje alucinógeno de mariguana tomado por Ozzy y Geezer que los hizo ver hadas con botas en un parque; que loquera, jodido!



Tony Iommi estuvo serio casi todo el tiempo y nunca se movió de su lado derecho del escenario.

Y vaya si no agarramos la onda de la rola!

La pantalla se cubre de esculturales mujeres con cuerpos de top model vistiendo bikinis, botas, melenas largas y bien acicaladas mientras se tapan el rostro con la famosa máscara de oxígeno que es el simbolismo del disco “13” de Sabbath; y bailan entre lo que se ve como un danza exótica del vientre y las rutinas que hacen las “strippers” occidentales.

Es más, la canción contiene un intro instrumental que se repite despúes del primer coro que casualmente se llama “Jack the Stripper”.

En esta canción, Sabbath demostró su poderío aun más y Ozzy siguió dando pequeños saltos y meneando sus brazos haciendo que se clavara aun más en nuestros corazones, al tiempo que desataba secretos de lujuria entre los hombres asistentes.



Tommy Clufetos tocó como un titán en el solo de “Rat Salad”. 

Ese día, Campanilla, la hada de Peter Pan; pasó a ser solo un objeto de afiche para todos los hombres que leen literatura; despúes de ver ese video de Sabbath; sus hadas serían esas de ahora en adelante.

Y se suelta la segunda canción de “Paranoid”, la estremecedora “Rat Salad”, un tema instrumental del que está considerado por la revista Maxim Blender como “el mejor álbum de metal de la historia”; tiene un solo de batería antes de terminar; y es aquí que entendemos porque esta composición fue incluida en el repertorio.



Fans jovencitos en sillas de ruedas no faltaron al concierto de Black Sabbath.

Esta es la oportunidad que tiene Tommy Clufetos para demostrarnos porque fue escogido por Sabbath y se lanza un frenético y espectacular solo de batería que nos deja mudos a todos; su energpia, su tiempo, su técnica y su velocidad sincronizada perfectamente; demostró el nivel de este baterista; y fue lo que hizo que de ahora en adelante lo veamos con total respeto.

La pantalla proyectó todo movimiento de Cufletos en acción e hizo brillar la dinastía de Sabbath con su excelente ataque al redoblante, al tom y al platillo con total firmeza.

Pero claro, jamás nadie podrá tomar el lugar de Bill Ward en esta banda…….



.Ozzy cantó con su corazón para Costa Rica y lo hizo mejor que en otros conciertos en EEUU.

La gente se encendió aun más cuando escuchamos las soberbias notas de la insustituible canción “Iron Man y el roce de la guitarrra de Tony Iommi bastó para soltar la locura; y todos comenzamos a corear la cadencia del riff principal del maestro de las cuerdas apocalípticas.

Esta fue la canción más cantada de toda la noche.

Del álbum “Paranoid” también; “Iron Man” fue la canción que probó con su ritmo semi lento; que el metal pesado no tenía que ser rápido para ser destacado, y su interesante tópico de un hombre que viaja al futuro y ve el apocalipsis; le añade aun más atractivo a su casta de super clásico.

La gente corea la rola y Ozzy les ordena que canten más fuerte, porque no los escucha y sube el volumen del extásis y el estadio se sacudió.

La presentación de este clásico fue como meter explosivos en una locomotora; explosión total.



Portada del grandioso nuevo sencillo God is Dead. 

Ah y el soleo de Iommi…….sin palabras……el es el verdadero Hombre de Hierro de la gira, porque está tocando impecablemente, a pesar de estar batallando el linfoma…..un ejemplo de amor y perseverancia y gran espíritu digno de ser imitado……

Y Ozzy anuncia la predilecta de los fans del álbum “13”: “God is Dead” ante la algarabía y los silbidos de aprobación provenientes de todas las latitudes del estadio que albergaban fans.

“God is Dead” es una canción que puede confundir al que se apresura a juzgarla como una ofensa de Sabbath hacia Dios: porque no lo es; es una letanía sobre la muerte de la fé, no sobre la del Ser Supremo que da vida a esa fé; una canción seria y profunda.



A Geezer Butler nunca lo vi sonreírse y demostró que la música es el asunto más serio de su vida. 

Las pantallas nos mostraron a los Sabbath rigurosamente vestidos de negro para contrastar con sus oscuras y espeluznantes líricas y atmósferas.

Considero sensacional esta ejecución en esa noche de suprema oscuridad, apenas nueve días antes del Día de los Espantos y las Brujas.

Y una vez finalizado este intensidad; llega el momento pornográfico de la noche; con la canción “Dirty Women” del laureado álbum “Technical Ecstasy” de 1976, siendo esta su canción principal y la que es un “bonus track” en “13”.

Una canción totalmente dedicada a hablar de las prostitutas que se venden bajo las luces de las calles de las grandes ciudades; tenía que ir acompañada de un video plagado de bellas mujeres de diferentes tipos y de distintos tamaños de senos.



.Este rótulo en la pantalla nos hizo recordar que estábamos frente a las Deidades del Metal por única vez. 

Algunas sensuales y elegantes, otras artísticas y otras meramente vulgares; dichas imágenes deben haber escandalizado un poco a más de alguno; y Ozzy se divirtió de lo lindo cantándola, especialmente porque su esposa Sharon no estaba presente.

Esta canción atrevida es como para calentar motores para el “grand finale” del concierto; e iba en perfecta resonancia con lo que Black Sabbath quería lograr en el asistente: elevar su temperatura al máximo tras mostrarles tan seductoras e incitadoras escenas.

Y es cuando Ozzy da a entender que falta poco, al mencionar que van a tocar una canción más; pero si se ponen “extra fucking crazy” y las hordas de “metalheads” se escandalizan ya que deseaban más.



Disfruté plenamente las 16 canciones de Black Sabbath! 

Y es así que les cae como tormenta en noche negra; el estruendo de la enigmática “Children of the Grave” de 1971, la que es una dedicatoria a los niños de las últimas generaciones que han vivido bajo la terrible amenaza de una guerra nuclear y que se dice que “incita a la desobediencia civil no violenta”.

Y la gente saltó mientras coreaba el amado clásico y sobre todo, porque esta canción tiene una cadencia galopante lograda por la guitarra de Iommi y el poderoso bajo de Geezer, que se escuchan bajo las luces centellantes y la figura de un Ozzy con sus muecas dementes en la pantalla que presenta las características de un espectáculo para un manicomio; mientras dirige el cántico de “ooooh, ooooh, ooooh”.

Y Ozzy da las buenas noches y se despide mientras salen todos del escenario.



Portada de Paranoid, clásico gigantezco con el que se despidieron.

Obviamente, el público eufórico y poseído por la Blackmanía de las Deidades del Metal; comienzan a corear “Otra! Otra!Otra!” y la asombrosa alineación regresa a la tarima y nos tira el intro de la gloriosa canción “Sabbath Bloody Sabbath”, pero solo para jugar con nosotros; lo que provoca algo de frustración entre muchos asistentes, porque precisamente es de este fantástico álbum que Sabbath no toca ninguna canción; a pesar de que está considerado el mejor de los álbumes del grupo por algunos.

Despúes de la “vivida”, cae la esperadisíma descarga de una de las más insignes canciones de la banda: “Paranoid”, la única oportunidad de nuestras vidas de escuchar esa joya del metal pesado de las bocas y manos de sus autores.

Siendo una de las más grandes canciones de la historia del metal pesado; esta historia de un hombre paranoico y el tema de su enfermedad mental que hace uso de una contundente guitarra y estridente bajo: creando una nerviosa fuerza que da tono a las líricas tan taciturnas y lúgubres de Geezer: la misma tira a matar.



.Sus Majestades Metaleras se inclinan ante sus súbditos centroamericanos al decir adiós. 

Cuando escuché a Ozzy cantar:” Finished with my woman
Cause she couldn’t help me with my mind
People think I’m insane
Because I am from another time.”, recordé porque siempre he adorado al Lunático del Rock.

Fue el destape de todos y todas, no había una persona relajada en el Estadio Nacional de Costa Rica; y la locura se esparció.Los sexagenarios lo dieron todo y al finalizar, la gente se lució con sus silbidos, aplausos, y señales de admiración y ellos arrojaron sus recuerdos de la noche y entrelazando sus brazos; se despidieron de nosotros, no sin antes de que Ozzy dijera: “Son número uno! Los amo!”



Un mar de “metalheads” inundó las calles aledañas al Estadio Nacional de Costa Rica al final del “chivo” de Black Sabbath.

Los Sabbath abandonaron el escenario y la gente seguía gritando pero ya no pedían otra, porque sabían que el “encoré” ya había pasado.

Y solo se miraban caras radiantes por todas partes; las parejas abrazadas y los grupos de amigos comentando lo que acababan de presenciar con entusiasmo y júbilo.

Quizás no se mordieron cabezas de murciélagos ni de palomas blancas, no salieron a bailar las brujas ni voló el fantasma que Geezer y Ozzy vieron en el castillo embrujado en el que grabaron “Sabbath Bloody Sabbath”; pero el concierto fue un diez completo y Centroamérica se unió a la historia gloriosa de la Máxima Jerarquía Metal.

Why make the hard road?
Why can’t we be friends?
No need to worry
Let’s sing it again…..