En Un Dia Como Hoy

2 de agosto

2 de agosto, 1986-Peter Cetera comenzó una temporada de dos semanas en el No.1 del conteo pop de EEUU con el tema de la película 'Karate Kid II', 'The Glory Of Love', el que también llegó al No. 3 en Inglaterra.

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Las Nuevas Diosas de Horus

Las Nuevas Diosas de Horus (Honduran Gothic Metal)

Frase de la Semana

Rockhouse, el mejor bar rockero de Honduras, localizado en la ciudad de San Pedro Sula.

YGNWIE: PRELUDIO DE GENIO, CARISMA Y EGO;  EN SIVAR

Cuando vi al genial guitarrista sueco, Yngwie Malmsteen por primera vez en Graspop Metal Meeting 2008 en Dessel, Bélgica, estaba muy contenta, porque siempre me habían encantado sus canciones, especialmente las vocalizadas.

Lo disfruté, pero Malsteen no estuvo en uno de sus grandes momentos, y además, verlo bajo 39 grados de temperatura, sin luces del escenario por ser de día y con el tiempo contado, ya que compartía el escenario principal con otros grandes; no hicieron de ese, un momento tan memorable.



Por eso cuando supe que tocaría en la hermana república de El Salvador; me decidí a ir despúes de varias semanas del anuncio de su llegada; prácticamente para darme la oportunidad de verlo en todo su esplendor.

No me quería quedar con ese vacío por dentro……

Por desgracia no conseguimos ni una pequeña entrevista con el maestro a pesar de que le fue solicitada al manager de giras; y al final los de prensa, no pudimos tomar fotos y grabar videos del concierto frente al escenario como se nos había permitido; porque el mismo Malmsteen no lo permitió.



Yngwie Malsteen en prueba de sonido en el CIFCO.

En El Salvador,  Yngwie no le dio entrevistas a nadie estando ya en tierra guanaca; ni tampoco dio el esperado “meet and greet” que seguramente su manejo artístico aceptó que se ofrecería mediante una rifa entre los fans que adquirieran la entrada VIP de 50 dólares.

Estas situaciones de indiferencia del artista hacia los fans y la prensa,  no son responsabilidad de Black Moon Shows, la productora que trajo a Yngwie al país cuscatleco.

Tampoco es responsabilidad de Black Moon Shows el cambio de escenario de último momento del artista, el que tuvo que actuar en un escenario relativamente pequeño y techado al aire libre en un terreno cubierto de tierra, piedras, con ciertas hendiduras que resultaron incómodas y hasta peligrosas si Yngwie fuera metal para “moshear”.



Aquí tocó Yngwie Malmsteen, en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones de El Salvador.

Black Moon Shows anunció en la página del concierto de Yngwie de que dicho cambio de escenario, el que estaba previsto que fuera en el interior del CIFCO el que cuenta con amplio espacio,  techo y muy buenas condiciones de sonido; se debió a que el local se lo solicitó porque ese día, 22 de noviembre, fue la inauguración de la feria de la Cámara de Comercio salvadoreña y como se trata de la clase pudiente del país; la productora no podía rehusarse.

Black Moon Shows añadió que este cambio más bien le hizo incurrir en gastos no previstos,  porque tuvo que rentar baños portátiles, camerinos provisionales, policía nacional, más seguridad. etc; pero que prefirieron presentar al artista en un escenario más pequeño y en un terreno inadecuado; antes de cancelar el concierto.



Los metalheads salvadoreños esperando para entrar a ver al virtuoso.

La prensa salvadoreña de cierta forma criticó el ego del artista al ignorar a los comunicadores salvadoreños y a sus fans que esperaban un encuentro rápido con él para autógrafos y fotos; a pesar de que Black Moon Shows manifestó en la página promocional del evento; de que debido al cambio de escenario; no hubo tiempo para hacer el encuentro del artista con los fans que salieran favorecidos en la rifa del “meet and greet”.

Lo que yo pienso es que a pesar de los inconvenientes del cambio de local, que hasta hizo difícil algunas cosas; el concierto definitivamente valió la pena y el viaje.

Yngwie Malmsteen demostró porque es de los más virtuosos de las cuerdas en la historia del rock duro y porque su famosa reputación de divo merece que se la pasemos por alto; porque verlo en directo es un espectáculo y porque nos transporta a otro mundo en donde cobran vida algunas de nuestras fantasías y nos hace recordar que la música clásica y el metal son las creaciones más excelsas elaboradas por los grandes artistas.



Antes de mi entrada al CIFCO para ver al grandioso Yngwie.

La asistencia al concierto de Yngwie Malmsteen en el Centro de Ferias y Convenciones de El Salvador no fue abundante; pero las personas que llegaron, fuera a la entrada general o al VIP; y ya sea que se hayan quejado del sitio de tierra y piedras en las que se realizó el evento; disfrutaron intensamente de algo fenomenal y con un sonido muy bueno.



Más gente haciendo fila para presenciar el show de Malsteen.

Esa noche del 22 de noviembre, la oscuridad recibió la compañía de una luna llena reluciente y de un Venus resplandenciente y desde donde estábamos, ambos cuerpos celestes se miraban uno al lado del otro; lo que nos hizo pensar; lo que veremos será ASTRAL.

Se miraban algo concurridos los puestos de la cerveza patrocinadora Pilsener, y me hice llegar a uno de los mismos y le pido a un hombre alto y peludo que por favor me vendiera una cerveza y me rsponde sonriendo en inglés: “Yo ando con la banda, no soy del puesto.”



Los fans de VIP esperando que comenzara el concierto.

Despues de reirme y de disculparme, me tomé una foto nada menos que con el técnico de guitarra de Yngwie Malmsteen, Chris Evin, un hombre al que le toca la penosa tarea de estar pendiente de cada gesto, movimiento y petición de su exigentisímo patrón y el que tiene que cuidar de que cada vez que este le arroja una guitarra, no se le caiga al suelo ni se le raspe en lo más mínimo.



Con Chris Evin, técnico de guitarra de Yngwie, el que aguanta mucho stress.

Yo ya había visto a Chris en una foto con Yngwie llegando al aeropuerto de Lima, Perú y lucía una camiseta que decía. “Yngwie who?”, pero por lo oscuro y por mi acelere no logré reconocerlo.

Tuve el gran agrado de conocer finalmente, antes de que comenzara el concierto; al ícono del rock salvadoreño, Chente Cibrián, el cantante de la legendaria banda Broncco, la que en el 2012 se reunió a petición general; y llenó de alegría y orgullo a los rockeros de Sivar.



Tuve el gran gusto de conocer al ícono del rock salvadoreño, Chente Sibrián, del grupo Broncco.

Chente además es locutor estrella de la radio rock Astral FM, propiedad del ex presidente salvadoreño, Tony Sacca, y fue premiado por el Congreso Nacional de su país en el 2012 con el honor de Noble Artista de El Salvador, por sus muy valiosas contribuciones a la música de esta nación hermana.

También pude compartir con mi apreciado amigo Edwin Marinero, principal promotor del rock salvadoreño y líder del Rockers Club de dicho país, así como con el promotor de rock guatemalteco, Jorge Rodas y el cantante de la banda de death metal Dreamlore, José Roberto Burgos.



Con mi querido amigo Edwin Marinero de Rockers Club El Salvador y el “Palillo” Burgos, cantante de Dreamlore.

Nos quedamos encantados viendo la famosisíma (pequeña) muralla de amplificadores Marshall de Yngwie Malmsteen en el escenario, bajo una luz muy tenue; esperando el momento de comenzar a emitir estruendosos sonidos bajo la mano sagrada del maestro.

Obviamente era mucho más pequeña de lo que es realmente, por el tamaño del escenario; el que no contaba con el espacio para colocar de 20 a 30 stacks de amplificadores que constan de 4 o 5 bocinas hacia arriba.



Joe Casto, guitarrista de Delirium; frente a la pequeña pared de Marshalls del genio en chequeo de sonido de Yngwie.

Lo que observamos fueron de 10 a 12 cabezales de 40 bocinas y otros gabinetes de bocinas; o sea la tercera parte de lo que usa en sus conciertos el virtuoso.

También observamos las guitarras de Yngwie, que entre las que ya estaban colocadas en la tarima y las que vimos despúes;  fueron de 4 a 5 Fender Stratoscasters color huezo y una formidable Ovation modelo Viper de color blanco, guitarra acústica que fue elaborada en el 2012 para el artista, la que tiene cuerdas de nylon, mástil de cinco piezas de caoba y de forma escalopada; y cuesta casi 3 500 euros.



La famosa y espectacular guitarra Ovation clásica, diseñada especialmente para Yngwie.

Ovation decidió obsequiarle esta guitarra a Yngwie, considerando que por 25 años; ha sido un cliente asiduo de esta marca y fue fabricada para llenar las exigencias y expectativas de Yngwie.

La gente comenzó a hacer bulla para que comenzara el concierto e hizo su aparición el artista salvadoreño, Fernando Yazbek, guitarrista destacado;  quien tocó unos 40 minutos de un chorro de música muy agradable que combinó blues, jazz, rock, funk y una pizca de metal pesado, que dejó al descubierto una propuesta experimental.



Fernando Yazbek, destacado guitarrista salvadoreño; abrió el show.

A mi me gustó mucho Yazbek, pero quizás hubiese sido más llamativo, si su música fuera un tanto más apasionada, ya que puede resultar un tanto monótono, sobre todo para aquellos que no están familiarizados con ese tipo de cadencias.

Pero Yasbek, el que tocó con pista; sonó sumamente bien con sus texturas que evocaron levemente sus influencias de Steve Vai y Joe Satriani y le gustó a casi todos,  sin ser el típico guitarrista “shredder”.

Fue aplaudido y despedido con chiflidos de admiración y porras, algo que dejó fascinado al joven músico, el que ya tiene para enriquecer muy bien su curriculum: haberle abierto el concierto al extraordinario Malsteen.



El camerino improvisado de Yngwie por cambios imprevistos de área en el CIFCO.

Cuando Yazbek estaba en su ejecución; y fui a comprar otra Pilsener cerca del portón de ingreso; pude ver el busito que trasladó a Yngwie al CIFCO y lo vi bajar del mismo y dirigirse con su característica “pinta” neo clásica, a lo largo del pasillo cercado por el camino de tiera que lo condujo a su camerino.

Poco antes de las diez de la noche; se apagó el escenario por unos minutos y la gente comenzó a gritar: “Malsteen, Malsteen!” y apareció la banda de Yngwie que consta del bajista y cantante, Ralph Cavolino, el baterista sueco, Patrick Johansson, el que por cierto ha tocado con W.A.S.P. y Sabaton;  y el tecladista y cantante, Nick Marinovich; los que se lanzaron bajo las luces y el hielo seco, con un intro de ocho barras de sampleos,  que calentaron el caldero para poner a cocer el platillo principal.



El bajista de la banda de Yngwie, Ralph Ciacolino fue el maestro de ceremonias.

El bajista Ralph Ciacolino que tiene la obligación de ser maestro de ceremonias, de decorar el ambiente con referencias a las grandezas o novedades de Yngwie; saludó a la gente pero “metió la pata” de cabo a rabo; al confundir a El Salvador con Bolivia, lo que obviamente causó la molestia de los que se dieron cuenta; pero no recibió la rechifla que le pudo haber caído, de haber andado la raza más ácida o más gente bebida

Y tras eso, como un huracán ingresó el Mozart del metal para fundirse con todo el “feeling” del mundo en su épico tema “Rising Force”, inolvidable tema de su álbum Odyssey de 1988 y que constituye uno de sus clásicos más grandes en vivo y que fue cantado por el tecladista Nick Marinovich, y aunque no se compara con el trabajo del cantante de dicho tema, Joe Lynn Turner; sonó increíble.



Yngwie le probó a los centroamericanos porque es de los mejores guitarristas del mundo.

Ciacolino le hizo hermosos coros y me emocioné porque aparte de que es una de las canciones de Malmsteen más reconocidas; se siente la influencia de Rainbow y Deep Purple, dos ex bandas de su entonces cantante Joe Lynn Turner.

Finalmente pude sentir la vibra que deseaba experimentar al ver al genio de las Stratocasters bajo las luces de los reflectores y el humo; no bajo el sol y sin tanta entrega de su parte y noté que los fans olvidaron la “confusión” porque comenzaron a caer bajo el influjo del “maistro” como lo llamó Ciacolino cuando se refería a el.

Claramente escuché que el bajista lo llamó así, no “maestro”.

La magia de Malsteen sin duda alguna; se capta mejor por la noche; es como si dejara de ser hombre para volverse en una bestia hambrienta que devora arpegios y riffs.



Portada del disco Spellbound del 2012 de Yngwie que anda promoviendo.

Yngwie no saludó al entrar a la segunda interpretación; decidió seguir hablando con su arte y tras ejecutar un intro de un puente F, se dejó caer con el excelente tema central de su nuevo álbum “Spellbound” lanzado en diciembre del 2012, el que me dejó boca abierta por la velocidad y el golpe sónico de escalas y precisión técnica que nos ofreció.

Pudimos observar que estaba un poco molesto por cuestiones de modulación de su sonido; y le hizo señas a su técnico para que le sacara mejor audio a sus monitores.

No es que estuvo frustrado como me ha tocado ver a otros grandes guitarristas en Honduras; suplicando por que les den mejor salida de audio; porque aunque su sonido se escuchó bastante bien,  a pesar de la inadecuada locación; para Yngwie la perfección en su modulación es fundamental.



Una de las más vibrantes partes del show, fue verlo colocar su Stratocaster al tope de los Marshall.

Ha de ser perennemente estresante trabajar al lado de él.

Y yo como mujer disfruté de ver en excelente forma física al otrora regordete Yngwie, ahora enfundado en sus característicos pantalones ajustados negros, que dejaban al descubierto una armoniosa figura para los cincuenta años que ya tiene el virtuoso; así como también me di gusto viendo su hermoso rostro de aspecto angelical, su preciosa melena ondulada que se le vio bastante oscura; la que agitaba al son de sus movimientos, con todo desenfado.

Su camisa de tono oscuro dejó al descubierto su famoso torso velludo, ahora sin asomo de “rollitos”; y me encandilé viendo a lo largo de la noche, sus diversos movimientos y piruetas que van desde inclinaciones, hincarse con una pierna estirada tal como sale en la portada del álbum “Trilogy” de 1986, saltos, agitación de su cabellera con la espalda al público, patadas voladoras, etc.



Yngwie es el centro de todo el concierto; sus músicos solo lo acompañan.

En lo personal, lo único que no me gustó verle fueron sus famosas patillas; ya es hora de que se las vuele; son demasiado setentas.

El grado de fascinación de la raza heavy se comenzó a sentir aun más, cuando Yngwie cambia de guitarra por primera vez la que arroja a su técnico que estaba a la derecha del escenario y fue entonces que el maestro arregló la metida de pata de la noche al decir: “Como están El Salvador???” y los consabidos gritos de alegría de los locales y centroamericanos presentes; no se hicieron esperar.

Y como tiraba uñas con su nombre en algunas canciones; la gente se calentaba y gritaban: “Malmsteen, Malsteen, Malsteen!” y no se si fue en ese momento que el bajista dijo: “Esperaron 30 años por esto! Ahora vuelvánse locos!”



Yngwie no solo es ejecución magistral; es show completo.

La tercera canción de la noche fue “Never Die”, que fue vocalizada tanto por Nick como por Ralph, los que siendo músicos y no cantantes en su labor profesional; lo hicieron muy bien; pero Yngwie optó por presentar más temas instrumentales que vocalizadas, por el hecho de qué no anda de gira con un cantante líder, lo cual para mi fue una verdadera lástima, ya que cuando lo ví en Bélgica; fue nada menos que con el ex Judas Priest, Tim “Ripper” Owens.

“Never Die” de su álbum “The Seventh Sign” de 1994, que tuvo en vocales a Mike Nescera de la banda de metal japonesa, Loudness; es una canción rapida y potente que proyectó a Yngwie como un artista versátil, porque su fenomenal trabajo anterior; se le diferenciaba bastante.

Yngwie hizo muestras de cómo puede maniobrar su guitarra de diferentes formas a lo largo de su show.



No podía dejar de comprar la camiseta oficial salvadoreña de la gira latina de Yngwie.

Y esto en sí, es un show aparte; porque Yngwie como bien dijo Jorge Rodas de Guatemala: “Yngwie más que un músico, es un “performer”, es como estar viendo a un artista de teatro al mismo tiempo.”

Tiene razón el colega.

Si Yngwie se ha hecho famoso por ser una “prima donna”, que lo ha alienado de varias personas en el mundo de la música; el drama también lo coloca en como toca la guitarra.

Es algo de un exhibicionista, pero a quien le importa?

Piensen en lo que hace una escultural y guapísima “stripper” bailando y contonéandose frente a un poste en un bar con música seductora.



La radio rock Astral rifó una guitarra autografiada de Yngwie.

Todos quedan embobados viéndola, aunque algunos lo hagan con complejo de culpa por tener pareja, y las mujeres la pueden ver como decadente o le pueden tener envidia.

Pero al final, todo el mundo la mira en admiración.

Así sucede con Yngwie Malsteen; y en todo caso, tiene derecho, porque es el mejor guitarrista del mundo, el creador del metal neo clásico, el hijo bastardo contempóraneo de Bach y de Blackmore;

Que espectáculo es ver a este dinamo humano, creador de tendencias, hipnotizador de audiencias; darle vuelta a su guitarra alrededor de su cuerpo, elevarla mientras la ejecuta como si le hiciera una ofrenda al Dios Sonido y a la Diosa Música, colocarla sobre su pared de amplificadores para sacarle todo el “feedback” posible por breves instantes y tal como sirena que sale del mar y se coloca sobre una cascada para exacerbar las emociones de pasión de jóvenes pescadores;  y se sacude la melena para darnos aun más de su intensidad personal.



Yngwie se entrega a sus notas en cada concierto; lo disfruta plenamente!

El entusiasmo de los fans siguió cuando nos agasajó con su imponente composición “Overture/Thousand Arpeggios”, un magnum opus incluso para los más exigentes músicos clásicos.

El humo lo rodeaba y era como ver a un resucitado Wolfgang Amadeus Mozart con el pelo suelto y pintado de negro, tocando guitarra en vez de piano.

En este momento arrojó la guitarra al aire y al terminar comenzó a pedir que lo ovacionaran pidiendo aplausos y la gente lo complació.

Me imagino que lo hizo porque miraba muy poca gente; pero nunca dejó de sonreir; supongo que para el, la cantidad no significaba gran cosa; el es un obsesivo por lo que hace; y solo espera de verdad que sea valorado.



El tecladista y cantante Nick Marinovich, el bajista Ralph Ciacolino y el maestro en pleno show.

Pasó a ejecutar “Badineri Adagio”, composición que en sus inicios pareciera que ejecutara con un violín; ah, es que el maestro puede hacer maravillas con su forma de activar efectos con los pies que actúan a veces como sintetizadores para alterar las notas; para luego accesar sus pedales y sacar sus célebres acordes.

Eso dio paso a la también famosa “Far Beyond the Sun” de su álbum debut “Rising Force”, otro de los sellos de Yngwie.

Cuando tocó esta canción,  se reclinó sobre una pierna y estiró la otra y se entregó a su propio embeleso, porque este genio disfruta intensamente lo que hace.



Las parejas metaleras estuvieron concentradas y felices viendo al virtuoso sueco.


“Far Beyond the Sun” a los mayorcitos nos llevó de vuelta a los 80s, cuando el mundo lo venía conociendo como solista y cuando empezó a enloquecer con este disco a los amantes del metal de alta calidad, pero sobre todo a los guitarristas que soñaban con ser tan rápidos como la velocidad de la luz; con su avalancha de rapidez y técnica con ambientaciones clásicas y barrocas, que hizo recordar a todos,  aquellas celestiales sinfonías de Paganini y Beethoven.

Fue aquí cuando Yngwie salió brevemente del escenario y su bajista Ralph volvió a hablarnos del maestro; nos preguntó si sabíamos cuales eran las dos cosas que podían verse desde el espacio cuando se mira la Tierra; que eran la Muralla China y la muralla de sonido de Yngwie con su pared de amplificadores Marshall.



Portada del libro de Yngwie “Relentless” traducido a un montón de idiomas.

Este fue el momento en que dijo que Yngwie había sacado un libro de su vida llamado “Relentless” que había sido editado en 23 idiomas (??) y algo sobre la famosa guitarra Ovation acústica clásica del maestro.

Es entonces que entró Yngwie precisamente con su blanca maravilla de cuerdas para entonar su “Acoustic Paraphrase”, el que demostró una vez más porque es el dios de este instrumento; aquí Yngwie dio catédra de cómo se combinan sus melodías con algo de la inspiración que ha recibido de genios como Mozart, Vivaldi y Bach.

Y luego entró de un solo con su maravillosa balada “Dreaming (Tell Me)” de su fantástico álbum “Odyssey” de 1988, la que consistió uno de los momentos más emotivos de la noche, y contó con las hermosas vocales de su tecladista Nick Marinovich, que de plano no me hizo extrañar a a Joe Lynn Turner, porque la cantó estupendamente.



Yngwie Malmsteen es un perfeccionista total; y lo muestra en vivo.

Es aquí cuando el maestro cambia de tono rápidamente y entra de un solo con la vibrante cadencia de su tema “Into Valhalla”, de su álbum del 2010 “Relentless”, en la que pudimos escuchar cantos gregorianos grabados y que fue un paseo imaginario vívido que nos llevó hasta las puertas del salón de los muertos en los dominios de Odín.

Quien conoce un mínimo de mitología nórdica, “agarró la onda” de esta composición y la pasó bien.



Yngwie Malsteen debería tener guitarrista rítmico para que se escuchen mejor sus canciones.

Cuando siguió con “Baroque & Roll” de su álbum “Attack!!” del 2002; y empezó la secuencia con la que arranca este tema; Yngwie se dirigió a Nick con señas para decirle que no se escuchaban sus teclados, porque la pista estaba muy baja; lo que fue uno de los puntos bajos de la noche; los teclados por momentos, perdieron intensidad sónica, siendo tan importantes.

Esta canción es otro viaje a los astros, porque nos hace volar al espacio sideral, y se “pierde” de nuevo en su propio diluvio de notas super veloces y perfectas; porque el se transporta con nosotros…..y nos damos cuenta que Yngwie tiene derecho a clamar el título de lo que se denomina “´power metal”.

Terminó este actuación con algo de la majestuosa “Masquerade” del álbum “War to End All Wars” del 2000, que fue nuevamente interpretada por el tecladista.



Yngwie debería haber incluido más canciones vocalizadas para mii gusto; pero no me quejo!

Yngwie le pedía a la gente que cantara con ellos, pero muchos no se sabían las letras, porque siendo el un artista de tres décadas ya; muchos de los presentes son muy jóvenes y no están casi familiarizados con su material clásico, lo que se notaba porque no podían entonar mucho de lo que escucharon.

Continúa con la sensacional “Rise Up” en el estilo clásico de Yngwie,  la que tiene una letra en donde el maestro nos asegura que el conoce la maldad, pero no le interesa abrazarla y que sacrifica todo por seguir en el camino correcto.



Yngwie no esconde su gran influencia de Ritchie Blackmore en una parte de su sonido

Esta canción es excelente y fue vocalizada de nuevo por Nick y permitió que Ralph lo acompañara con determinantes coros cuando ambos decían “Rise Up!”, lo que nos dio otro de los grandes momentos de la noche de “arpegios del infierno”, cortesía del maestro.

Yngwie tuvo en algunas de sus interpretaciones otros de sus estilos interpretativos que son parte de su muy envidiado “trademark”: toca la guitarra con los dientes en un momento dado y también la toca por la espalda y se cubre los ojos con la misma.

Juega, definitivamente juega con sus habilidades y les aplica colores; es un actor real de las cuerdas, para que los paisajes que nos relata con sus notas y sus letras; cobren más vida.



Portada de su álbum Trilogy de 1986, cuya pose siempre la hace en sus conciertos.

Y despúes llegó otro de los números esperados por la vieja guardia de Malsteen; el hermoso “Trilogy Suite Op 5” de su disco del mismo nombre de 1986, el que nos puso en movimiento con el “air guitar” y luego, al caer en la parte melancólica; nos elevó realmente.

Yngwie cae en un fenomenal blues que denomina “Fugue” que es otro de los matices que entrega en el escenario a todo aquel que valore esa música, que es una de las raíces del rock & roll.

Despues de semejante experiencia; el baterista Patrick Johansson nos ataca con una tormenta sónica, con un tremendo solo de batería, en el que demostró que es excelente con el doble bombo y me encantó que le dieran su momento, puesto que los demás, ya se habían proyectado con vocales y animación del ambiente.



Yngwie se quejó del sonido unas dos veces al inicio del show, pero se escuchó batante bien.

Entonces cuando el batero termina; es cuando cae quizás lo que para mí fue lo mejor de la noche; porque es la canción de la carrera de Yngwie con la que estoy más familiarizada y que sonado varias veces en mis programas de radio cuando me ha tocado hablar de él en especiales del metal ochentero. “Heaven Tonite” del disco en la que Yngwie literalmente se “pierde”.

Las contagiosos letras introductorias “This feels like Paradise, we´ll be in heaven tonite.” me pusieroen en estado eufórico a mi y a todos, pero como hubiese querido ver a un cantante líder corriendo por el escenario y sentándose frente al baterista con las piernas abiertas; mientras la interpreta!

Aquí vimos a Yngwie emocionado, haciendo sus piruetas y sus reconocidas firmas de ejecución; tras haber cambiado de guitarra unas cuatro veces durante toda la noche.



Conseguí un setlist de la banda de Yngwie.

Esta canción si fue más cantada y fue cuando el artista se despidió.

Por supuesto que era demasiado poco y la gente lo clamó y ya estaba planificado que regresara.

El maestro se dejó ir en su preciosa Ovation con un preludio acústico y con la canción “Air” en cuerda G, el que es un regalo para los apreciativos, porque aquí Yngwie saca su lado experimental.

Otro gran momento en este encore fue la el bello tema instrumental de 1984 “Black Star”, el que para que? nos soltó la nostalgia por esa era tan especial y las notas nos susurraron todos aquellos pensamientos que la música bien hecha y con corazón, es capaz de hacernos sentir……



El cantante de death metal salvadoreño, “Palillo” Burgos la pasó increíble con su novia.

Tanto deseo escondido, sueños rotos, tanto pensamiento de melancolía, puede provocar “Black Star”, una de las canciones más sensibles del maestro.

Las cosas que ya no tenemos o que tememos perder se agolpan dentro de uno,  cuando escucha esta composición del disco “Rising Force”; un recordatorio de lo breves que somos en este mundo y que por ende, debemos abrazar y valorar cada minuto de vida.

Yo diría que este es el momento del show de esa noche, en la que Yngwie le hizo el amor a su guitarra.

Y para cerrar con broche de oro y dejarnos extasiados; Yngwie se despidió con la magnífica “I´ll See the Light” la que es una de las gemas de la corona de su Majestad Sueca; y que fue dignamente entonada por el talentoso tecladista Nick Malinovich; pero ahí si extrañamos un poco al cantante Jeff Scott Soto y la guitarra en llamas de Yngwie.



La despedida de Yngwie y su banda en El Salvador.

Tampoco vimos vikingos con espada y capa dracúlea, hechiceros de pelo blanco, dragones mecánicos; ni una banda de primer nivel, con enorme presencia escénica y en donde todos tenían más protagonismo; pero recordé que esos eran los tiempos en los que Yngwie empezaba y aún no se le desataba su deseo de querer ser siempre el centro de atención.

Si, los 80s fueron otros tiempos y los conciertos de Yngwie fueron más entretenidos; ahora sus músicos son solo acompañantes y por la edad quizás; sus shows se han reducido a solo 90 minutos; y ahora toca más instrumentales que canciones vocalizadas, y se sigue rehusando a tener guitarrista rítmico que le daría mayor belleza a las canciones.

Es cierto todo eso.

Pero lo que es innegable, es que vimos al que quizás es el mejor guitarrista del universo y esa noche; los privilegiados que asistimos al CIFCO de San Salvador, supimos lo que era una serenata de virtuosismo a puras cuerdas.



Yngwie no decepcionó en nada a sus fans cuscatlecos.